Este artículo se publicó hace 15 años.
Phelps gana un oro impensable
El estadounidense gana con su equipo los 4x100 frente a Brasil y Francia
Ha vuelto el espíritu Phelps. El aura del nadador estadounidense, del mayor deportista olímpico de la historia, se resume en una imagen imborrable, en un grito espectacular, con todo su cuerpo arqueado, al borde de la piscina del Cubo de Agua pekinés.
Se produjo cuando su compañero Jason Lezak, en una última posta aún inexplicable, movido por la necesidad, barrió al plusmarquista mundial Alain Bernard en el relevo 4x100 libre.
Ayer Phelps volvía a necesitar a su equipo. Y el tremendo pegamento invisible que une a los cuartetos americanos de relevos volvió a funcionar. Estados Unidos partía con un cuarteto de circunstancias.
Phelps no es un especialista en 100 libre y Lezak no estaba. Los otros tres relevistas eran Lochte un especialista en estilos, Adrian y Grevers, no estaban a la altura del tremendo bloque francés. Y estaban también Brasil y Rusia, con dos grandes equipos. Estados Unidos podía incluso quedar fuera del podio.
El cuarteto americano se lanzó a la piscina con una ensalada de bañadores (dos Speedo, un Arena y un Jaked), pero con una misión. Es como si ningún nadador americano se atreviera a aguar la fiesta de Phelps, que esta vez consiste en colgarse sólo seis oros al cuello.
El primer relevo de Brasil fue antológico y avisa de quién puede ser el rey de la velocidad en los Juegos de 2012. César Cielo, 22 años, el hombre que se dibuja como el futuro de la velocidad, nadó en 47.09, a sólo cuatro centésimas del récord mundial del australiano Sullivan. Phelps registró 47.78 y dejó una difícil tarea a su compañeros.
Alain Bernard protagonizó una segunda posta antológica, la más rápida (46.46 lanzado), y situó a Francia en cabeza. El tercer tramo mantuvo a los galos en cabeza de forma cómoda. El oro ya se antojaba francés, porque en la cuarta posta iba a lanzarse al agua Frederick Bousquet, autor de la segunda mejor marca del año en 100 libre. Frente a él, el estadounidense Nathan Adrian, noveno mejor tiempo en 2009.
Pero fue entonces cuando se manifestó ese espíritu invisible que Michael Phelps insufla a los cuartetos estadounidense. Adrian nadó en unos sorprendentes 46.79 al tiempo que Bousquet se hundía de forma inexplicable. Phelps volvía a festejar un oro al borde del agua. Estados Unidos venció con 3:09.21 y hasta Rusia superó a Francia.
Seis récords mundiales
La primera jornada de los Mundiales ya deparó seis récords del mundo. Todos ellos con bañadores flotantes. El primero de ellos fue para la sueca Sarah Sojstrom, que señaló 56.44 en las semifinales de 100 mariposa con un bañador Arena-X-Glide. Poco después, con el mismo bañador, el aleman Paul Biedermann borraba por una sola centésima los míticos 3:40.08 logrados por Ian Thorpe en 2002.
También en semifinales llegó el récord de la estadounidense Ariana Kukors, con 2:07.03 en 200 estilos. Lo hizo enfundada en un Jaked 01, igual que la italiana Pellegrini, que batió la plusmarca en la final de 400 libre con 3:59.15.
Y la final de 4x100 libre femenino aportó dos récords del mundo. La alemanaSteffen, con un Adidas Hydrofoil, registró 52.22 en la primera posta y Holanda selló el sexto récord del día con 3:31.72. El marcador de la guerra de los bañadores señala, de momento, un empate en el libro de récords. Jaked, 2-Arena, 2.
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