Tras la denuncia de la agente y la explicación oficial de la Guardia Civil, llega la última versión de la historia sobre la posible sanción a una guardia civil que abandonó un control para ponerse una compresa. Es la del oficial que primero la reprendió y, tras enterarse de que la agente pretendía denunciarlo, abrió un expediente sancionador contra ella.

Por vía de la Unión de Oficiales (UO), este mando —con rango de teniente— viene a reconocer los hechos. Esta asociación profesional ha lamentado en un comunicado que "la descripción sensacionalista de los hechos corresponde a lo que ha transmitido el gabinete jurídico que asiste a la agente, ofreciendo una versión interesada y simplista de lo sucedido".

La UO ve "comprensible" que cualquier agente pueda ausentarse unos minutos del servicio ante una urgencia, como esta agente alega que sucedió ante la bajada inesperada de la regla. Es "mucho más difícil de entender", alegan, "que ninguno de los dos agentes tuviese tiempo para informar a sus superiores o anotarlo en la papeleta, máxime teniendo en cuenta la responsabilidad de los servicios de vigilancia en un entorno de alerta 4 antiterrorista".

Control rutinario

La agente, que ha activado el protocolo de acoso laboral contra el teniente, ha solicitado la baja psicológica. Denuncia que el oficial la reprendió a gritos por ausentarse cinco o diez minutos para ponerse una compresa en el baño. Después, dispuesta a quejarse de la actitud del teniente ante sus superiores, alega que estos entorpecieron el proceso y la obligaron a comunicárselo directamente a su jefe directo, que no es otro que el propio denunciado.

Fue dos días después de esta reunión cuando, según la versión de los abogados de esta guardia civil, el teniente abrió un expediente sancionador contra ella por ausentarse del control. Varios testigos, entre ellos el compañero de la agente en el control, han corroborado este relato. 

La UO ha expresado que "lo cierto es que el oficial, en su labor de control de los servicios establecidos para su unidad, se dirigió a vigilar a una patrulla que tenía establecido un punto de verificación de 10 a 10’30. Al no encontrarla en dicho punto, dio una vuelta con el vehículo oficial viendo el coche de la patrulla aparcado junto a la entrada de un edificio anexo. Al verlo llegar, los componentes de la patrulla, la agente expedientada y un compañero, salieron del edificio y la agente, como Jefe de Pareja explicó que había tenido que ir al baño".

Entonces el teniente les preguntó si habían transmitido esta incidencia, y ante la respuesta negativa de los subordinados, les echó "la lógica reprimenda". Según la UO, esta "únicamente buscaba recordarles el cumplimiento de sus obligaciones y evitar que, en lo sucesivo, se repitiesen este tipo de descuidos, sin mayor trascendencia".

La supuesta víctima buscó "la complicidad de los superiores"

La Unión de Oficiales explica que el procedimiento que abrió en un última instancia el teniente contra la agente por ausentarse del control, una semana después de los hechos, fue provocado por la actitud de esta.

"La agente, lejos de asumir su responsabilidad como Jefe de Pareja del citado servicio, acudió buscando la complicidad de los superiores para acusar al teniente de acoso laboral por lo sucedido. Así, éste se vio obligado a elevar parte disciplinario para poner los hechos en conocimiento de la superioridad jerárquica y depurar las oportunas responsabilidades", concluye la asociación profesional.