Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama centra en Al Qaeda su estrategia en Afganistán
El presidente estadounidense prefiere no enviar más tropas pese a las peticiones del Pentágono
Isabel Piquer
A Barack Obama le está costando tomar una decisión sobre Afganistán. Y eso que el presidente estadounidense se ha reunido toda esta semana con sus asesores, civiles y militares, para tratar de cuadrar el círculo.
En Washington se enfrentan en estos momentos dos teorías. Una preconizada por el vicepresidente Joseph Biden a favor de operaciones quirúrgicas y el uso de aviones teledirigidos (drones) para desmantelar los grupos de Al Qaeda y que, según The New York Times, contaría con los favores presidenciales. Otra, que apoyan los secretarios de Defensa, Robert Gates, y de Estado, Hillary Clinton, prefiere reforzar el contingente de 68.000 soldados, como pide el responsable de las fuerzas de la OTAN, el general Stanley McChrystal.
La Casa Blanca estudia aumentar el uso de los aviones no tripulados
Las dos teorías se basan en dos análisis muy distintos de lo que pasa en Afganistán. Algunas agencias de inteligencia aseguran que Al Qaeda ya no es tan popular sobre el terreno y se está disgregando de los talibanes, de ahí que se puedan contener con ataques puntuales de las fuerzas especiales. Otros informes aseguran sin embargo que las relaciones van fluctuando, siguen siendo fuertes y que la lucha antiterrorista no puede plantearse sin pensar en proteger también a la población civil.
De ahí que el debate, que parecía firmemente encauzado el pasado marzo cuando Obama fijó las nuevas prioridades de la guerra al asegurar que la prioridad en Afganistán era "desmantelar y acabar con Al Qaeda", se haya descarrilado.
Como aseguraba ayer The Washington Post, todo el mundo tenía entonces claro el objetivo y la necesidad de cambiar de táctica, pero al parecer no todos lo entendieron de la misma manera. "Nadie analizó realmente lo que conllevaría reenfocar la estrategia", dijo uno de los participantes en las reuniones gubernamentales que concretaron la nueva postura estadounidense.
McChrystal ha pedido 40.000 soldados extras en la zona
Por razones obvias, Obama no quiere mandar más tropas a Afganistán. La muerte este fin de semana de ocho soldados estadounidenses en una emboscada talibán en el este del país ha reducido aún más su margen de maniobra. El hecho de que McChrystal, saltándose la jerarquía, haya hecho pública su petición (su proyección implica 40.000 nuevos soldados en la zona) ha provocado malestar en la Casa Blanca.
El debate ha creado nuevas escisiones políticas, como dejó patente la entrevista que Obama mantuvo con una treintena de líderes del Congreso el pasado lunes en la Casa Blanca. No todos los demócratas están de acuerdo en respaldar cualquier decisión del Gobierno. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, no quiere mandar más tropas.
Respaldo republicanoLos republicanos, por el contrario, respaldarían un incremento de la presencia de Estados Unidos. Y cuanto antes, mejor. "El tiempo apremia", aseguraba esta semana John McCain, ex candidato presidencial y senador por Arizona. "No podemos dejar la región en el caos", añadía su colega, el congresista Eric Cantor.
De momento, Obama sí va a seguir la recomendación de McChrystal de reformar el sistema de prisiones, que el general ha calificado de "caldo de cultivo" para terroristas al mezclar elementos moderados con militantes radicales. Estados Unidos va a mandar a Kabul al almirante Robert Harward para revisar la política de detenciones en el país y tratar de separar las manzanas afganas.
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