Este artículo se publicó hace 12 años.
Los nuevos clientes de preferentes tendrán que escribir "las quiero" de su puño y letra
La medida beneficiará a los bancos que han sido condenados por firmar contratos incomprensibles a jubilados sin formación económica. La inversión mínima será de 100.000 euros en entidades que no coticen en Bolsa
El Gobierno obligará a los futuros clientes de participaciones preferentes de los bancos a escribir "de su puño y letra que, a pesar de que no es el producto adecuado para él, lo quiere adquirir". Es una de las medidas anunciadas este domingo por el ministro de Economía, Luis de Guindos, para refomar este producto financiero que ha hecho perder sus ahorros a miles de pequeños inversores en España. Sin embargo, la iniciativa, en este caso, parece más pensada para beneficiar a los bancos, a quienes los tribunales han condenado de forma reiterada por firmar contratos de preferentes que los clientes, la mayoría jubilados y de escasa formación económica, no tenían capacidad de entender.
De Guindos adelantó hoy detalles del Real Decreto que aprobará el próximo viernes el Consejo de Ministros, para imponer restricciones en la venta de preferentes. La inversión mínima se elevará a 100.000 euros en el caso de bancos que no coticen en Bolsa, lo que dejará fuera en esas entidades a los clientes minoristas, que han sido los principales afectados por este escándalo.
Además, los bancos tendrán que crear un registro de productos complejos para que se sepa que "hay algunos productos que, por su naturaleza, no son los más adecuados para el ahorrador normal". Aun así, añadió De Guindos, si un cliente "quiere adquirirlo, se le obligará a poner de su puño y letra que, a pesar de que no es el producto adecuado para él, lo quiere adquirir".
De Guindos ha asegurado que el Gobierno está decidido a que no se repita el escándalo de las preferentesEl real decreto no sólo establecerá nuevas normas para la venta de productos complejos de naturaleza híbrida, como las participaciones preferentes, sino que además regulará la Sociedad de Gestión de Activos (el llamado "banco malo") y redefinirá el marco de actuación del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), al que dará una mayor capacidad de supervisión.
El Gobierno está decidido, según De Guindos, a que no se repita el escándalo de las preferentes, un producto muy complejo que la banca vendió en las sucursales como si fueran depósitos, a clientes particulares, muchas veces sin conocimientos, y en ocasiones con su consentimiento viciado por no saber exactamente lo que firmaban. Hace un año la banca mantenía un saldo de 22.500 millones en estos productos financieros perpetuos, es decir, que no vencen nunca, y cuya retribución está ligada a que la entidad registrara beneficios.
Se calcula que más de un millón de clientes vieron atrapados sus ahorros en las preferentes, según las asociaciones de consumidores, que han llevado el caso ante la Justicia. "Estos productos en muchas ocasiones son para inversores sofisticados, no son para colocar en las redes bancarias", ha apuntado el ministro, quien está convencido que con la nueva regulación "evitaremos situaciones como las que hemos vivido en los últimos años".
Fondos de inversión
A partir del próximo viernes, toda entidad que coloque participaciones preferentes en las sucursales deberá destinar la mitad de la emisión a inversores institucionales, como fondos de inversión, a los que aplicará las mismas condiciones que a los particulares, para evitar discriminaciones.
Además, cuando la entidad emisora no cotice en Bolsa, se exigirá al comprador una inversión mínima de 100.000 euros. "Esto también será un elemento que limitará las posibilidades de comercialización", ha apuntado el ministro. La mayor parte de las entidades financieras están ofreciendo canjes de preferentes por acciones u otros productos, como depósitos, que permiten recuperar el dinero pasado un tiempo.
No obstante, las entidades que han recibido ayudas públicas, como Bankia, Novagalicia o CatalunyaCaixa, que fueron muy activas en la venta de estos productos, no pueden hacerlo porque la Comisión Europea exige que el coste de su reestructuración sea pagado también por sus acreedores, incluidos los que compraron preferentes.
El ministro ha explicado que en la actualidad el Banco de España está negociando con Bruselas unas condiciones de canje que permitan que el daño que sufran los inversores en preferentes sea el menor posible. Algunos medios financieros han recogido la posibilidad de que se ofrezca a estos inversores canjear sus títulos con un bono que puedan negociar en el mercado secundario, e incluso obtener una rentabilidad al vencimiento.
De Guindos no ha dado detalles al respecto, aunque sí ha aclarado que el producto que recibirán a cambio los inversores tendrá liquidez, es decir, podrá venderse en el mercado secundario, "algo que ahora no ocurre con las preferentes", y tendrán unas condiciones "que compensen de alguna manera esas desventajas que tenían las preferentes"
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