Este artículo se publicó hace 14 años.
Las nuevas generaciones de Senasa pierden privilegios
El cambio de formación producido este año para los nuevos controladores acaba con una generación de privilegios. Aquellos a los que esta modificación ha sorprendido antes de acabar son conscientes de que tendrán que trabajar más horas y cobrarán un salario muchísimo menor que el estipulado ahora en el actual convenio colectivo, el motivo principal del conflicto que han desencadenado los controladores. Se acabó la generación dorada de Senasa, la escuela pública que ha formado a más de 1.000 técnicos, algo menos de la mitad de los 2.400 existentes (unos 2.100 en activo).
A las últimas promociones de Senasa les ha cogido el toro. Algunos de los licenciados y diplomados abandonaron su carrera allá por 2006 (cuando la escuela hizo la última convocatoria de plazas) para formarse como controlador y tener un puesto de trabajo asegurado. Hoy las cosas ya no están nada claras, después de los cambios normativos y de las consecuencias del estado de alarma que ha provocado la élite de los controladores.
Senasa era hasta ahora la única vía para formarse. Pero con las modificaciones normativas, habrá nuevos proveedores de formación convenientemente homologados. La Universidad Camilo José Cela de Madrid ya ofrece cursos de controlador de tráfico aéreo y florecerán más proveedores privados con formación que ya cuesta más de 30.000 euros, cuando antes había becas.
Es sólo el principio de la caída de esta profesión. Una élite de este colectivo ha hecho todo lo posible en el último año para que sea ahora la más odiada.
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