Este artículo se publicó hace 15 años.
Nadal se abona al sufrimiento para superar a Kiefer
Venció por 6-0, 3-6, 6-3 y 6-4 en un partido de tres horas, y alcanza la tercera ronda
Rafael Nadal se abonó al sufrimiento que invadió el recorrido, tanto de los españoles como de los aspirantes a la lucha por el éxito en el Abierto de EEUU, y ante un rival que nunca fue capaz de inquietarle en los duelos precedentes, el alemán Nicolas Kiefer, tuvo que ejecutar un gasto extra para alcanzar la tercera ronda del último Grand Slam del curso (6-0, 3-6, 6-3 y 6-4).
Nadal, aún irregular, necesitado de buenas sensaciones, se encontró en una situación similar que el británico Andy Murray, el que le arrebató hace dos meses el número dos del mundo, que cedió una manga al chileno Paul Capdeville. O a la del argentino Juan Martín del Potro, cuarto finalista el pasado curso y sexto del mundo, que tuvo que salvar la amenaza de perder el primer set ante el austríaco Jurgen Melzer.
Un calvario resultó para el resto de los españoles en la quinta sesión del torneo. Juan Carlos Ferrero y Nicolás Almagro necesitaron cinco mangas para salir airosos de sus contiendas. David Ferrer e Iván Navarro quedaron eliminados a pesar de forzar todos los parciales.
El asunto de Nadal estuvo a medio camino. Le bastaron cuatro mangas, agotadas en tres horas, para atravesar la segunda ronda y empezar a pensar en el choque de dieciseisavos, frente a su compatriota Nicolás Almagro. Tiene un panorama abierto y claro el balear, presumible, hasta cuartos, donde amenaza el francés Jo Wilfried Tsonga.
Nadal tuvo un comienzo fulgurante pero fue ficticio. La tercera raqueta del circuito estaba cómodo. Pero más por las limitaciones de su rival que por las virtudes propias. De carrerilla se apuntó el parcial. Pero la apariencia de trámite desapareció en el segundo.
Nunca en los cuatro duelos precedentes Nicolas Kiefer había logrado ganar un set al español. Los triunfos del balear siempre fueron contundentes. Sin inquietudes. Sin darse cuenta el germano se metió en el partido. Tras romper el servicio de Kiefer cedió el suyo en dos ocasiones seguidas. Fue el resultado de jugar con fuego. De plasmar las carencias con las que Nadal ponía en marcha el punto. Escasos primeros saques, malos porcentajes.
El germano, por el contrario, encontró en el servicio una solución. Una motivación extra con la que alentar su estado de ánimo, reducido dado el infortunio que forma parte de su carrera. Estaba metido en la faena de lograr un marcador notable ante un rival sonoro.
Kiefer no desperdició su ocasión y por primera vez ganó un set al español. Fue un volver a empezar para Nadal, que tuvo que hurgar en el impulso adquirido por un rival extra motivado, que estuvo alejado de la competición en el inicio de curso por culpa de una lesión de tobillo. Esto le hizo perderse nueve torneos y hundirse en el ránking.
El español no tuvo acierto pero se mantuvo sólido. Se agarró el partido a pesar del empuje de su rival, que en el tramo decisivo del tercer parcial empezó a dar síntomas de flaqueza. Rompió Nadal en el octavo y selló la manga y allanó su camino. Kiefer perdió la fe y dio aspecto de retirada ya en el cuarto set, a pesar de que intentó disimular su desconfianza.
Nadal, semifinalista el pasado año, alcanzó la tercera ronda con aspectos de su juego que aclarar en el futuro, ante Nicolás Almagro, su próximo adversario. Otro rival ante el que no conoce la derrota.
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