Este artículo se publicó hace 17 años.
El Museo Thyssen presenta una exposición dedicada al Renacimiento alemán
Poder contemplar reunidas dieciséis pinturas de Durero y veintiséis de Cranach es uno de los atractivos de la exposición que el Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid dedican al arte alemán del Renacimiento, desde finales del siglo XV a mediados del siglo XVI.
En lo que los organizadores consideran la primera exposición organizada en España sobre el Renacimiento alemán de forma global, la muestra está centrada en dos de sus más grandes artistas, Alberto Durero (1471-1528) y Lucas Cranach (1472-1553).
En ella se aborda la diversidad de las manifestaciones artísticas y la importancia que tenían cada una de ellas en su época, así como el papel que jugó el arte en los cambios políticos y religiosos que tuvieron lugar en esa época convulsa.
Esta riqueza y variedad del arte del Renacimiento alemán queda patente en las 234 piezas que se exhiben, entre pinturas, dibujos, estampas, orfebrería, diseños, armaduras y otros objetos decorativos, de guerra o de caza, que dan un idea no sólo del arte sino también de la sociedad, la política y la religión de esos años en los que se produjo un profundo cambio, promovido por la Reforma religiosa y el nacimiento de los grandes imperios trasnacionales.
Guillermo Solana, conservador jefe del Thyssen-Bornemisza, no escatimó elogios para ensalzar lo que considera "el evento más importante de estos últimos años".
Durero, aseguró, es un asunto habitual y cotidiano y no hay año que en España no se organice una exposición sobre él, "pero hay dureros y dureros".
Lo corriente, añadió, es que sean muestras sobre obra gráfica y constituidas por un préstamo global de una sola institución, y "un empeño así no tiene ni la entidad ni la dificultad de una exposición como ésta".
En un esfuerzo titánico, "Durero y Cranach" está confeccionada pieza por pieza para ocupar un lugar determinado en un proyecto muy estructurado.
"Una gran exposición es como un barco que hay que reparar sin dejar de navegar", aseguró Solana, quien recordó que ha habido que hacer frente a "muchas olas" de nuevas peticiones para preservar la coherencia y calidad del conjunto.
Todo este trabajo ha estado coordinado por Fernando Checa "y lleva su marca, su estilo inconfundible" ya que, como recordó Solana, el ex director del Museo del Prado "hace exposiciones de carácter total".
La admiración que ha sentido desde siempre hacia el autorretrato de Durero que se conserva en el Prado fue el arranque de la afición de Checa por este periodo de la cultura. Así lo recordó el comisario que ha estructurado un recorrido de carácter temático.
Este recorrido se inicia en el Thyssen, en cuyas salas se explora la imagen del artista nuevo en el Renacimiento alemán, cuáles son sus preocupaciones estéticas, y el mundo íntimo de la creación artística, que se complementa con las relaciones con la Iglesia, tema clave de esta primera parte de la exposición.
Pinturas, grabados, dibujos de Durero y Lucas Cranach, junto a obras de artistas como Giovanni Bellini, Hans Wechtlin, Hans Baldung, Hans Cranach, Albrecht Altdorfer, entre otros, así como esculturas, vidrieras o piezas de orfebrería ilustran esta primera parte.
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