Montoro intenta desmentir las contradicciones en su partido

La negociación del sistema de financiación autonómica abre vías de agua dentro del PP que a su dirección nacional le cuesta explicar. La posición de partida es en sí misma compleja de entender: “Estamos ante un pésimo momento para acometer la reforma del modelo”, aseguró Cristóbal Montoro nada más comenzar la rueda de prensa. Hasta ahora, ninguna comunidad gobernada por el PP se ha negado a hablar. Todo lo contrario.

Después, el portavoz del PP intentó dar prestancia a su teoría de los dos niveles. No es que haya un doble discurso en el partido –de un lado, Esperanza Aguirre y Francisco Camps confesando “satisfacción” por lo hablado con José Luis Rodríguez Zapatero, y de otro, el “engaño” que Génova ve en las promesas del jefe del Ejecutivo a las CCAA del PP–, sino dos respuestas lógicas.

“No hay contradicción”, precisó Montoro. Por un lado, están los “responsables de velar por la política global”, esto es, la cúpula nacional del partido que se mantiene “escéptica” ante los avances del diálogo. Y por otro, las autonomías, “las obligadas a prestar servicios públicos y que están directamente concernidas por la falta de recursos por la crisis”. “Zapatero ha dicho claramente a los presidentes regionales lo que quieren oír, y lo seguirá haciendo, gastándose lo que no está en los escritos”, dijo.

Al final de todo este embrollo, prometió Montoro, el PP “armonizará” las necesidades de más recursos de sus comunidades y la línea con membrete de Génova, siempre que se preserve el “sentido de Estado”. Una posible salida, mentaban ayer en la dirección nacional, es que las CCAA gobernadas por el PP apoyen el sistema en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y, en cambio, el Grupo Popular, en el Congreso y en el Senado, se abstenga.

El secretario de Política y Empleo del PSOE, Octavio Granado, deploró ayer que el PP utilice a sus CCAA como “munición” contra el Gobierno, “intentando impedir” que apoyen el nuevo modelo.