Este artículo se publicó hace 16 años.
Molina, Cabrera y Ruiz-Gallardón presiden el ingreso de Marías en la Academia
Numerosos escritores, editores y periodistas acompañaron hoy al escritor Javier Marías en la lectura de su discurso de ingreso en la Real Academia Española, en un acto que presidieron los ministros de Educación, Mercedes Cabrera, y de Cultura, César Antonio Molina, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón.
Los ingresos de poetas y novelistas suelen suscitar gran expectación, y el salón de actos de la Academia, con capacidad para unas 600 personas, estaba lleno por completo minutos antes de que empezara Marías a disertar sobre "La dificultad de contar", título de su discurso.
Escritores y críticos como Fernando Savater, José María Guelbenzu, Clara Sánchez, Jaime Salinas, Carlos García Gual, Luis Alberto de Cuenca, Marcos Ricardo Barnatán, Juan Cruz, Marcos Giralt Torrente, Luis Antonio de Villena y Antonio Martínez Sarrión, no quisieron perderse la brillante y divertida exposición de Marías, quizá el novelista español más premiado internacionalmente.
Marías tiene millones de lectores en el mundo -su obra está publicada en 47 países-, y en su discurso hizo una encendida defensa del oficio de novelista, que permite trabajar con plena libertad "y sin cortapisas".
Amaya Elezcano, directora de Alfaguara, la editorial que publica las obras de Marías; Jacobo Fitz-James Stuart, las agentes literarias Mercedes Casanovas y Raquel de la Concha, y los periodistas Guillermo Altares, Álex Grijelmo, Ángel Sánchez Harguindey, Javier Pradera y Manuel Rodríguez Rivero, entre otros, siguieron con atención la paradoja que desarrolló Marías: "narrar hechos reales es imposible" porque "sólo se puede contar cabalmente lo que nunca ha sucedido, lo inventado e imaginado".
Poco antes de que empezara la ceremonia, el ministro de Cultura aseguró que Marías "es uno de los grandes novelistas" de su generación, al que ha seguido "desde sus primeros pasos".
"Es uno de los escritores que yo más admiro, y, además, es una persona muy crítica y muy bien situada en sus fuentes literarias. Proviene de una literatura culta y no ha confiado sólo en su instinto e inspiración, sino que es un gran lector", subrayó Molina.
Elegantemente vestido de frac, o "disfrazado"de esa prenda, como él prefiere decir, Marías entró en el salón de actos flanqueado por Pedro García Barreno y Salvador Gutiérrez, los dos académicos que han ingresado en último lugar, y escuchó los cálidos aplausos de los asistentes.
El director de la RAE, Víctor García de la Concha, y el secretario, José Manuel Blecua, sonreían cuando Marías se preguntaba por qué una institución como ésta admite novelistas en su seno.
"Nuestra labor no solamente es pueril, sino absurda, una especie de trampantojo, un embeleco, una ilusión, una entelequia y una pompa de jabón. En el fondo está destinada al fracaso y además es imposible", decía el escritor, con voz firme y pausada, en su discurso.
Marías también tuvo palabras de sincero elogio para su antecesor en el sillón "R", Fernando Lázaro Carreter, el autor de los famosos "dardos en la palabra" que tanto sirvieron para llamar la atención sobre los errores que cometen los hablantes.
Tras el prolongado aplauso que cerró el discurso, Francisco Rico, al que Marías ha convertido en personaje de algunas de sus novelas, se encargó de dar la bienvenida al nuevo académico, en presencia de quienes a partir de ahora serán sus compañeros: Francisco Ayala, Arturo Pérez-Reverte, Pere Gimferrer, Gregorio Salvador, Luis Mateo Díez, Carmen Iglesias, Álvaro Pombo, Ignacio Bosque, José Antonio Pascual y Rodríguez Adrados, entre otros.
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