Este artículo se publicó hace 15 años.
Miguel Delibes: "Hoy no hay bofetadas" en las aulas
El escritor Miguel Delibes, al evocar su etapa colegial en los años treinta del pasado siglo y compararla con el tiempo actual, ha respondido a Efe que "hoy no hay bofetadas" en las aulas y que los alumnos pasan menos tiempo dentro de ellas que en su época, donde hasta los sábados "eran días lectivos".
"Entonces permanecíamos muchas más horas en el colegio: los sábados eran días lectivos y los domingos, después de la misa obligatoria, había estudio durante dos horas. Eso sí, las vacaciones de verano eran de tres meses", ha rememorado a Efe sobre su etapa en el Colegio de Nuestra Señora de Lourdes de Valladolid, que en 2009 ha cumplido 125 años de vida académica desde su apertura en 1884.
A pesar del tiempo transcurrido -el novelista completó en ese centro su instrucción obligatoria entre 1930 y 1936- no ha olvidado prácticamente nada: "recuerdo todo, a los compañeros, a los profesores...incluso alguna bofetada" y de forma especial el fútbol, la única disciplina deportiva en que se ejercitaban los colegiales.
"En cuanto al deporte, se practicaba exclusivamente el fútbol y con la única finalidad de ganar a los del San José", ha explicado respecto a la rivalidad académica, cultural y recreativa, entre otros ámbitos, que entonces sostenían de forma enconada los estudiantes del Lourdes frente a los que formaban los jesuitas.
Al comparar ambas épocas, separadas por más de setenta años, Miguel Delibes (Valladolid, 1920) ha contestado: "hoy no hay bofetadas, la permanencia en el colegio es más reducida, se practican todos los deportes... y además ¡hay mujeres!".
No sería hasta 1971 cuando ingresó en el Colegio Lourdes la primera docente, Isabel Covaleda, y cinco después cuando se matriculó la primera adolescente, según ha precisado el antiguo alumno e historiador del CSIC Javier Burrieza, autor del libro "Lourdes, stella in Castella", conmemorativo de los 125 años del centro docente y que ha sido presentado esta mañana.
Burrieza dedica al literato uno de los capítulos, donde incluye la semblanza que del entonces adolescente trazó en la revista anual del colegio (1936), a modo de despedida de los ya bachilleres, el hermano Cornelio León, profesor de Psicología.
"Tiene la mirada lánguida y un poco tristona, y es Miguel, sin embargo, el más alegre y juguetón del grupo (...) Sin ser enciclopédico en sus conocimientos, posee no obstante una sólida formación asaz general, excelente preparación para comenzar los estudios universitarios en la Facultad de Derecho", escribió su profesor.
Apreció además en su persona un lenguaje "siempre digno" y también su ser de "amigo bueno, amable y locuaz, con una pizquita de malicia risueña que a nadie ofende".
Javier Burrieza destaca también en ese capítulo la impronta que dejó en sus educandos, entre éstos el autor de "Las ratas", el Hermano Fermín, que impartió clases de Latín, Griego y Gramática Crítica.
Para ello, el historiador resume el comentario que publicó el diario "El Norte de Castilla" el 12 de mayo de 1981 con motivo de la muerte del Hermano Fermín, de quien se decía que ejerció gran influencia sobre sus alumnos y en quienes despertó notable interés por la literatura, con frecuentes discursos literarios que organizaba en el colegio y en los que ya descollaba el novelista.
Un año antes del fallecimiento de ese profesor, en octubre de 1980, el propio Delibes suscribió con su firma la solicitud, en favor del Hermano Fermín, de la Cruz de Alfonso X El Sabio al Mérito Docente.
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