Este artículo se publicó hace 15 años.
Merino entra en la RAE con un discurso sobre ficción
"La buena ficción siempre resulta una revelación de lo que la realidad esconde"
Desde su propia experiencia de "imaginador de ficciones", José María Merino (A Coruña, 1941) dio ayer una lección magistral en su discurso de ingreso en la Real Academia Española sobre cómo la literatura sirve para desentrañar la "escurridiza" realidad, hasta el punto de que "la ficción construye una forma exclusiva de verdad". "La buena ficción siempre resulta una revelación de lo que la realidad esconde", dijo ante el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, y centenares de invitados.
El escritor, "uno de los incuestionables maestros del género breve", como luego lo definiría Luis Mateo Díez, lleva más de tres décadas alumbrando novelas y narraciones breves. En su discurso, titulado Ficción de verdad, desgranó una breve historia para reflexionar sobre los problemas con que tropieza el escritor (los de tiempo, espacio, punto de vista y lenguaje, entre ellos) cuando decide "cruzar el umbral que comunica lo real con lo ficticio" y entrar "en un territorio de absoluta libertad" para su invención.
La ficción, dijo Merino, fue "la primera herramienta" que tuvo el ser humano para, en tiempos prehistóricos, "intentar entender el mundo adverso e inescrutable". Antes de entrar en materia, hizo el elogio de Claudio Guillén, su antecesor en el sillón m; la letra inicial de su apellido, pero también la de palabras que, como madre, magia, mestizaje, memoria, mito o muerte, tienen para él "un eco singular en la literatura y en la vida".
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