Este artículo se publicó hace 16 años.
Mejorar el aprendizaje a través de la solidaridad
Dos proyectos educativos son galardonados por su función social
"Los jóvenes y los niños no son los ciudadanos del futuro. Son ya ciudadanos capaces de provocar cambios en su entorno y, además, mejorar así su aprendizaje". Esta idea resume la esencia del aprendizaje-servicio, un novedoso método educativo por cuya difusión la experta en educación Roser Batlle acaba de ser galardonada con uno de los premios Emprendedores Sociales, concedidos por la fundación Ashoka, en su última edición. Fundada en 1980, Ashoka es una organización mundial que se dedica a apoyar profesional y económicamente proyectos sociales innovadores.
Batlle destaca que "en España hay muchas escuelas que hacen prácticas solidarias, pero se limitan a montar una semana de la solidaridad". Por eso, el aprendizaje-servicio propone fórmulas para cambiar esta realidad. La premiada pone como ejemplo la puesta en marcha de una campaña de donación de sangre como manera de que los alumnos mejoren en la asignatura de Conocimiento del Medio. O pedirles que cuenten cuentos a sus compañeros más pequeños como método eficaz para reforzar las clases de Lengua. Para Batlle, el objetivo es "desvestir el éxito escolar de esa connotación tan egoísta que sólo tiene que ver con mejorar el currículo propio".
Ejemplos pionerosAunque, como explica Batlle, "el aprendizaje-servicio está en una fase muy inicial en España", ya existen iniciativas pioneras, como el centro Aprenentatge Servei, en Catalunya, o la fundación Zerbikas, en País Vasco, que se dedican a la difusión de esta metodología a través de distintas actividades de carácter formativo.
Otras entidades, como la Fundación Tomillo, en Madrid, han puesto en marcha iniciativas basadas en la misma idea. Es el caso del proyecto Conecta Joven, en el que jóvenes voluntarios enseñan a personas mayores a utilizar las nuevas tecnologías y aumentan con ello sus propios recursos. "Pasan de ser receptores de ayuda a sujetos activos", explica la coordinadora de la fundación, Noelia García.
Su trabajo es un ejemplo del proyecto al que Batlle piensa dedicar su vida laboral: "Es tan potente que tiene que seguir conociéndose en toda España. Ya ha ocurrido en Catalunya y País Vasco, y quiero que se repita en otros sitios".
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