Este artículo se publicó hace 15 años.
El mejor autor de cómic del mundo... más o menos
El francés Lewis Trondheim presenta en España la versión íntegra de Lapinot
Llega tres horas tarde a la cita y siempre firma encima de su nombre "approximativement", algo así como "más o menos" o "aproximadamente Lewis". La ambigüedad de la palabra podría entenderse como proximidad o como distancia define a Lewis Trondheim, uno de los grandes maestros de la bande dessinée y que, de visita por Expocómic Madrid, presenta la versón íntegra de Lapinot y las zanahorias de la Patagonia (Astiberri), las aventuras de un conejo "moralizador y juguetón, como yo", afirma un dibujante que en sus obras autobiográficos tiene cara de pájaro.
Un dibujante un poco especial, porque desde que se lanzó en el mundo de las viñetas, sostiene que no solamente no sabe dibujar, sino que además "nunca me lo pasé bien dibujando, nunca me dio placer; es sólo un medio para contar una historia". De la mano de Lewis Trondheim seudónimo de Laurent Chabosy (Fontainebleau, 1964) nacieron grandes referencias de la historieta, desde Lapinot, La Mazmorra y Génesis apocalípticos hasta otras más autobiográficas en los últimos años como Mis circunstancias y Desocupado. Trondheim es, además, uno de los fundadores de la editorial de tebeos LAssociation.
"Soy una persona muy perezosa, pero muy eficiente: una página por hora"
"Mi padre era librero y mi habitación era su almacén. Crecí rodeado de libros", explica, como si desde pequeño supiera que tenía que "contar historias". "Tenía 24 años cuando entendí que no era necesario dibujar bien para narrar una historia. Lo importante es la narración", afirma. Por eso, en las aventuras de Lapinot, el dibujo es "minimalista y utilizo un registro animal".
Lo importante es la historiaLos protragonistas de Trondheim son animales humanizados; él siempre se representa como un pájaro. "No sé por qué, ni sé qué tipo de pájaro es. ¡Da igual! No me interesan los carácteres que se atribuyen a los gatos o a los perros", explica. El recurso a los animales refleja una confesada pereza: "Soy muy perezoso, pero muy eficiente: una página por hora". De ahí la importancia de los diálogos: "Prefiero un cómic mal dibujado, pero que tenga una muy buena historia".
"Nunca me divertí dibujando; sólo es un medio para contar una historia"
La publicación de Desocupado coincidió con sus primeras dudas artísticas: ¿cómo tener éxito tras años de carrera? "Es una pregunta importante, porque no son los cómics que envejecen, sino los dibujantes", responde. "Muchos abusan de sus personajes, siempre usan el mismo formato, y acaban alcohólicos...", continúa. Su receta: "La curiosidad".
Cuando no dibuja, Trondheim pasa mucho tiempo jugando a videojuegos con sus dos hijos: "Soy muy jugador". Su principal fuente de inspiración son sus lectoras de niño, como las aventuras del Tío Gilito, que "siguen en algún rincón de mi despacho, un verdadero follón". Su esposa, la colorista Brigitte Findakly, asiente con la cabeza. Lewis Trondheim coge un lapiz y la dibuja: también se parece a un pájaro. "¡Clavado!... Por el flequillo", reconoce Brigitte.
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