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Masacre de indígenas en el reino colombiano de la coca

Los paramilitares matan a 7 adultos, 4 niños y un bebé

ANTONIO ALBIÑANA

La reserva indígena awá de Gran Rosario, en Colombia, despertó conmocionada en la madrugada del miércoles. Más de cien disparos sonaron concentrados en una sola casa. Un niño de diez años y un joven de 19, que lograron escapar con tiros en el cuerpo, describieron a los atacantes como 'hombres blancos, altos, algunos con bigote, con uniforme de campaña y armas cortas'.

En el suelo de la casa quedaron los cuerpos de doce miembros de una misma familia, entre ellos cinco niños y un bebé de sólo ocho meses.

El poblado awá está situado cerca del puerto de Tumaco, en el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador. Es una región estratégica para el tráfico de drogas y armas. En Tumaco se vive una de las peores situaciones de violencia y desplazamiento forzado de Colombia. Sólo durante este año han sido asesinadas 110 personas.

Las bandas emergentes del nuevo paramilitarismo, los Rastrojos y las Aguilas Negras, se disputan las plantaciones de más de 20.000 hectáreas de coca y las rutas de exportación de droga. También está presente la guerrilla. Los indígenas tratan de mantenerse al margen de los enfrentamientos.

Uno de los líderes de la Organización Nacional Indígena, Evelio Rodríguez, califica de 'salvajada' la matanza de Tumaco y la asocia con la situación general de las minorías indígenas en Colombia.

'Es una situación muy crítica, hay 32 pueblos indígenas en vías de extinción donde ya no nos dejan cultivar la tierra y realizar nuestros trabajos tradicionales', subrayó Rodríguez.

'Es una situación muy crítica'

Pero esta situación no es excepcional porque, según afirma el líder de la Organización, 'hace dos días, en Córdoba, mataron a un capitán zenú y desaparecieron otros dos. Lo mismo sucede en el Chocó, donde las empresas multinacionales hacen salir a los indígenas de sus territorios para apropiarse de ellos'.

Sobre la masacre del miércoles en la reserva de Gran Rosario, todas las hipótesis apuntan a los paramilitares o al propio Ejército. En cualquier caso, las autoridades, empezando por el Gobernador de Nariño, Antonio Navarro, han descartado que fuera la guerrilla de las FARC.

Navarro ha recordado en sus primeras declaraciones que una de las víctimas, Tulia García, ya presenció la muerte de su esposo por hombres del Ejército el pasado 25 de mayo. Con la muerte del resto de su familia se trataría tanto de provocar el desplazamiento como de acabar con posibles testigos en futuros procesos.

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