Este artículo se publicó hace 17 años.
La maestra británica condenada en Sudán lo está sobrellevando "muy bien", según su hijo
La mujer ha sido trasladada por las autoridades desde la cárcel de mujeres de Omdurman, al este de la capital sudanesa, a un lugar secreto para garantizar su seguridad
Gillian Gibbons, la profesora británica condenada en Sudán por permitir a sus alumnos llamar Mahoma a un oso de peluche, está sobrellevando "muy bien" su situación, aseguró hoy su hijo, John Gibbons, que ha podido hablar con ella.
"Fue agradable oír su voz. Lo está sobrellevando muy bien, parecía fuerte. Espero hablar con ella de nuevo hoy", señaló el joven a los medios de comunicación en Liverpool (norte de Inglaterra), donde reside.
Añadió que no tenía previsto viajar a Sudán porque la familia confía en que la situación se resuelva "más pronto que tarde".
"El Ministerio de Asuntos Exteriores ha estado en contacto conmigo en todo momento y el ministro (David Miliband) me llamó anoche" para comunicarle que el Gobierno británico estaba haciendo todo lo que podía para lograr la resolución del caso.
Dos lores musulmanes británicos se encuentran en Sudán para tratar de conseguir la liberación de la maestra, condenada este jueves a quince días de prisión y posterior deportación tras ser declarada culpable de ofender a la religión islámica.
Nazir Ahmed, el primer musulmán que accedió a la Cámara de los Lores, y la baronesa Sayeeda Hussain Warsi tienen previsto visitar a Gibbons, de 54 años, así como reunirse con el presidente sudanés, Omar al Bashir, y los responsables judiciales.
El Foreign Office ha señalado que esta visita se produce al margen de los intentos de las autoridades británicas para lograr la liberación de Gibbons.
La mujer ha sido trasladada por las autoridades desde la cárcel de mujeres de Omdurman, al este de la capital sudanesa, a un lugar secreto para garantizar su seguridad.
Según informaron fuentes policiales, el traslado responde a las amenazas proferidas contra la profesora en una multitudinaria manifestación en Jartum, tras la oración del viernes, en la que una turbamulta amenazó con despedazar a la mujer con sus cuchillos si la encontraban y exigió que fuera fusilada.
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