Este artículo se publicó hace 15 años.
El Madrid abusa de su estado
El Oldenburg paga la excelencia de los de Messina
Cuando el baloncesto no se busca, sino que se muestra en cada gesto, se complica no dejarse llevar por el divertimento, por ese pase atrevido que busca el aplauso rápido pero que no tiene recorrido en la aportación global. Otro técnico que no fuera Messina habría perdonado ayer la ofensa en una circulación que buscaba los veinte puntos de ventaja (25-43) en el minuto 14. Pero el italiano sólo permite la sonrisa en el minuto 40. Ante el concepto errático que dibujaron Velickovic y Vidal, Messina obligó a su grupo a reflexionar en el tiempo muerto sobre los peligros, como el partido ante el Alicante, de su estado de gracia.
Con el toque de atención, el italiano piensa en mayo, el mes que es sinónimo de Final Four, porque la visita a Alemania se resolvió en cuanto Bullock mostró su muñeca (5-13, m. 3) y Prigioni quiso reivindicarse como el jefe de la banda. Ante la inteligencia del argentino, el resto amplió sus miras hasta el infinito mientras el Oldenburg no hacía más que enfangar su propuesta. Apenas Paulding y Foster, con triples desesperados, se atrevían a poner la vergüenza ante una distancia que se hacía más sonrojante con el paso de los minutos (54-104, m. 36).
Entre el abuso blanco, con seis jugadores por encima de los diez puntos, el Oldenburg perdió la dignidad. Impotentes ante el esfuerzo defensivo del Madrid, los alemanes cambiaron la tensión por la relajación. La defensa de su aro se convirtió en juego de vaguedades. Nadie quería levantar ya los brazos en los minutos en los que Dasic entendió la importancia de la oportunidad y Lavrinovic, de nuevo la referencia ofensiva, guardaba gasolina en el banquillo. Su tiempo de soledad como cinco parece finiquitado. La vuelta de Reyes, que inicia una operación altura en el Madrid que se cerrará con la recuperación de Van den Spiegel, parece segura ante el Armani Jeans.
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