Este artículo se publicó hace 13 años.
Lucha de 15 años contra un ayuntamiento
Bernardo Bilbao, discapacitado de 80 años, denuncia el poco interés en erradicar barreras
Bernardo Bilbao, discapacitado de 80 años y natural de Lezama (Vizcaya), mantiene desde hace 15 años una cruzada con su Ayuntamiento por las barreras arquitectónicas que debe superar en su calle.
Durante tres lustros, Bernardo y su familia han recurrido a todos los medios a su alcance. Han buscado el respaldo de los partidos políticos, de la directora de Derechos Humanos del Gobierno vasco, del Ararteko (Defensor del Pueblo en Euskadi), de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, de la asociación de discapacitados Fekoor e, incluso, de los tribunales, donde tiene dos litigios pendientes de resolución.
Las calles adyacentes a su vivienda siguen sin estar adaptadas
El Ayuntamiento de esta localidad, de 2.300 habitantes, sostiene ante las denuncias de Bernardo que tiene un plan en marcha para mejorar la accesibilidad en el municipio, que ya ha adecuado aceras en su barrio y que "trabaja en todo momento para resolver cualquier problema de accesibilidad". Pero, lo cierto es que las calles adyacentes a su vivienda siguen sin estar adaptadas.
El origen de todo se remonta a 1996, cuando un pino cayó sobre Bernardo y lo dejó postrado en una silla de ruedas. Él, con el apoyo de su mujer y sus dos hijos, solicitó al Ayuntamiento la concesión de una vivienda de protección oficial adaptada. Según uno de sus hijos, Javier, transcurrieron cinco años con "promesas" del Consistorio de que se iban a construir VPO, pero nunca se materializaron.
Construir una casa nuevaEl ayuntamiento asegura que tiene un plan en marcha para adaptar la zona
Pasado ese tiempo, Bernardo y su familia se plantearon la idea de levantar una casa en un terreno de su propiedad. Después de infinidad de trámites, en 2005 recibieron la licencia del Ayuntamiento para su construcción, pero esta nunca se inició. Siempre según su versión, el Consistorio modificó la ubicación de la casa "por venganza" a raíz de una denuncia de Bernardo contra el Ayuntamiento por haber elevado, meses antes, una de las orillas del río que lindaba con su terreno.
La polémica sobre la casa no acabó ahí. Después llegaron las dificultades para modificar las normas subsidiarias y recalificar el terreno de rural a urbano. Llegado un punto, Bernardo y su familia decidieron informar de su situación en el Ayuntamiento a la cúpula del partido que lo dirigía, el PNV, enviando buro faxes al entonces lehendakari, Juan José Ibarretxe; a su presidente, Iñigo Urkullu; al diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao Aquella maniobra acabó con cualquier posibilidad de entendimiento. Según cuenta su hijo Javier, el Ayuntamiento tomó "por venganza" dos medidas: instalar badenes en su calle ["la silla de ruedas de mi padre vuelca si intenta superarlos"] e iniciar los trámites para anular la licencia de construcción de la casa. Bernardo Bilbao y su familia denuncian que, finalmente, no pudieron construir la casa, mientras que el Ayuntamiento ha favorecido con la regulación urbanística a ex ediles del PNV.
El Consistorio rechaza actuar con "ánimo de venganza". Según su versión, le otorgó una licencia para construir la casa y, cuando concluyó el plazo inicialmente prescrito, se le prorrogó. Además, Lezama explica que los badenes se colocaron a petición de otros vecinos para "reducir la velocidad de los coches".
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