Este artículo se publicó hace 15 años.
Los líderes suramericanos se muestran satisfechos con una nueva era con EE.UU.
Los presidentes suramericanos se mostraron hoy satisfechos con la nueva era que parece abrirse en las relaciones con Estados Unidos y las promesas de un trato de iguales renovadas por Barack Obama en su primera Cumbre de las Américas.
Además de los apretones de manos y las sonrisas, las conversaciones con Obama se han desarrollado con tal respeto y cordialidad que se habla ya de un punto de inflexión en las relaciones con EE.UU. a raíz de esta Cumbre, según señaló el canciller brasileño, Celso Amorim.
"Creo que la visión de Estados Unidos está cambiando", opinó Amorim al comentar la reunión que los presidentes de los doce países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) tuvieron hoy en Puerto España con el inquilino de la Casa Blanca.
Para Amorim, si el ambiente de la V Cumbre de las Américas es el mismo que en la reunión de Obama con sus homólogos suramericanos se podrán "ver resultados positivos".
En esa primera reunión del bloque formado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela, uno de los temas principales fue la necesidad de que Estados Unidos normalice las relaciones con Cuba, una posibilidad que toma fuerza con la Administración Obama.
"Los presidentes suramericanos coincidimos en la necesidad de integrar a Cuba a estas cumbres y el presidente Obama quedó en estudiar este planteamiento", dijo el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez a periodistas.
Pero más allá de los avances que se logren en cuanto a las relaciones de Estados Unidos con Cuba y a la reincorporación de la isla al sistema interamericano, los presidentes de la región están convencidos de que las dificultades que marcaron la etapa de George W. Bush han quedado atrás.
Esa impresión general queda reflejada en las palabras del presidente peruano, Alan García, quien señaló que los gobernantes de la UNASUR no fueron a la cita con Obama "en posición mendicante".
"En esta reunión hemos entendido que es una primera fase de la construcción de confianza en un cambio de la relación de Estados Unidos con América del Sur", aseguró por su parte la presidenta chilena, Michelle Bachelet, que preside temporalmente la UNASUR.
Inclusive su homóloga argentina, Cristina Fernández, que ayer le pidió a Obama que levante el embargo que pesa sobre Cuba desde 1962, dijo hoy que "es momento de recuperar la confianza" y calificó de "sumamente positiva" la reunión de esta jornada.
Más comedido, pero no por ello menos optimista, se mostró el boliviano Evo Morales, para quien "si Obama cumple su palabra, si hay un cambio de verdad, no sólo en la relación internacional, sino cambios en políticas económicas, irá bien; y si hay relaciones de respeto mutuo, mejor todavía".
Ese optimismo no es gratuito si se tiene en cuenta que el mandatario estadounidense reiteró hoy su voluntad de una nueva colaboración con América Latina.
"Tengo mucho que aprender y muchas ganas de escuchar", afirmó el presidente estadounidense al comenzar el encuentro con los líderes de la UNASUR.
El encuentro, que se prolongó durante una hora y cuarto antes de las sesiones plenarias de la V Cumbre de las Américas en Trinidad, permitió un "intercambio franco de opiniones" en un clima "educado" y "sin tensiones", según dijo un alto funcionario estadounidense.
Además de las declaraciones, Obama ha mostrado tal simpatía con sus pares latinoamericanos que Amorim dijo hoy no recordar a ningún otro presidente estadounidense que haya sintonizado tanto con la región y destacó "su gran capacidad de oír" a los demás.
Un indicio de lo que puede ser la nueva relación fue el acercamiento que hizo hoy el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien antes de la reunión le obsequió a Obama un ejemplar del libro "Las venas abiertas de América Latina", del uruguayo Eduardo Galeano.
"Pensé que era uno de los libros de Chávez", explicó Obama, que agregó que "iba a haberle dado uno de los míos".
De la misma manera, un gobernante caribeño aprovechó el inusitado ambiente de camaradería previo a la apertura de la sesión plenaria para pedirle a Obama que le diera un autógrafo en una de sus obras. Una señal de que algo está cambiando en América.
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