Los líderes de la Unión Europea y de 16 países asiáticos examinarán juntos esta semana cómo prevenir nuevos colapsos del sistema financiero internacional, en el primero de una serie de encuentros internacionales que se verán en adelante dominados por la crisis bancaria y bursátil.

Debido a la emergencia financiera, la séptima cumbre entre Asia y Europa (ASEM, en sus siglas en inglés), que se abrirá mañana en Pekín, ha visto trastocada su agenda, que inicialmente debía centrarse en asuntos como la cohesión social o el cambio climático.

La concesión, por otro lado, del premio Sájarov de 2008 al disidente chino Hu Jia ha añadido otro elemento de tensión al programa.

Aunque el galardón es concedido por el Parlamento Europeo, sin intervención ninguna ni de los gobiernos de la UE ni de la Comisión de Bruselas, las autoridades chinas habían amenazado con un enfriamiento en las relaciones con Europa si el activista era finalmente premiado.

China, anfitriona de esta cumbre euro-asiática, ha venido multiplicando los mensajes de responsabilidad e implicación en la gobernanza mundial, como le reclaman los europeos.

Asia vivió en 1997-98 su propia crisis financiera, que tuvo su origen en la burbuja inmobiliaria de Bangkok y el déficit tailandés, pero acabó extendiéndose no sólo por la región sino también a países emergentes fuera de ella como Brasil.

Entonces los europeos y Estados Unidos atribuyeron la crisis a las malas políticas de gasto, cambiarias y financieras practicadas por algunos gobiernos asiáticos.

En un discurso pronunciado hoy ante ejecutivos de ambos continentes, el vicepresidente chino, Xi Jinping, se ha referido a los problemas actuales en términos nada rencorosos.

Xi ha pedido que todos los países busquen juntos soluciones al caos vivido en las últimas semanas.

"Frente a una crisis financiera global", ha dicho, "todas las naciones del mundo deben coordinar sus esfuerzos".

La misma idea ha sido repetida por el presidente de la Comisión de la UE, el portugués Jose Manuel Durão Barroso, quien en una rueda de prensa en Pekín ha insistido en que se necesitarán "medidas sin precedentes" para una situación sin precedentes.

El presidente de turno de la UE, el francés Nicolas Sarkozy, aprovechará la cita de este viernes y sábado para convencer a China y la India de que deben participar en las discusiones sobre la reforma del sistema financiero internacional.

La declaración de la cumbre sobre la situación financiera se sumará a otros dos textos de conclusiones: una "declaración de la presidencia" sobre cuestiones políticas y de derechos humanos, y otro sobre desarrollo sostenible en el que estarán recogidas las posiciones sobre cohesión social y cambio climático.

La negociación del texto sobre derechos humanos se verá sin duda afectada por el episodio de la concesión del Sájarov a Hu Jia.

Entre europeos y asiáticos también hay divergencias por lo que respecta a Birmania (Myanmar) y el proceso de supuesta democratización emprendido por la Junta Militar en el poder.

Los gobiernos asiáticos, particularmente la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), han mantenido tradicionalmente una actitud de no injerencia y "enfoque constructivo", frente a la decisión de la UE de presionar al régimen militar mediante sanciones.

El proceso ASEM, inaugurado hace doce años en Bangkok, reúne a los miembros de la Unión Europea y los países de Asia, que suman la mitad del producto interior bruto (PIB) mundial y casi el 60 por ciento de la población del planeta.

Con él se pretendió reforzar el pilar más débil de la tríada formada por Estados Unidos, Europa y Asia.

En Pekín se dará la bienvenida formal a seis nuevos miembros, Bulgaria y Rumanía del lado europeo, y Mongolia, la India, Pakistán y el secretariado de la ASEAN por parte asiática, lo que eleva el número de participantes a 45 (43 países y dos organizaciones internacionales -la Comisión de la UE y la propia ASEAN).