Este artículo se publicó hace 14 años.
La larga espera de cuatro "eurodiputados" españoles
Los cuatro escaños más que el Tratado de Lisboa otorga a España en el Parlamento Europeo (PE) permanecerán vacíos durante muchos meses debido a los complicados y enrevesados procedimientos legislativos comunitarios.
En las elecciones del pasado mes de junio, como todavía no estaba en vigor el Tratado, los españoles eligieron sólo 50 eurodiputados, aunque tras el escrutinio quedaron ya repartidos los cuatro asientos suplementarios que Lisboa otorgaba a España.
Tienen nombre y apellido (Sergio Gutiérrez y María Irigoyen, del PSOE, Eva Ortiz, del PP, y Salvador Sedó, de CiU), pero desde el Parlamento Europeo advierten ya que tardarán tiempo en viajar a Bruselas y Estrasburgo, sedes de la institución.
Aunque España ha hecho sus deberes, hay países que todavía no han decidido cómo elegir a los parlamentarios que ocuparían los nuevos escaños que les otorga el Tratado de Lisboa.
Francia, por ejemplo, que pasará de 72 a 74 escaños, no había previsto el método de elección de esos dos escaños suplementarios y ha propuesto ahora que sean dos miembros de la Asamblea Nacional los que vayan al PE.
Las reticencias en el Parlamento, la única institución europea elegida por sufragio directo por los ciudadanos, no se han hecho esperar.
Aceptar la propuesta francesa supondría incluir a diputados no elegidos en unos comicios europeos, sino en unas elecciones nacionales.
En total son 18 los nuevos escaños con Lisboa y España, con cuatro, es el país más beneficiado; o el más perjudicado si se retrasa la ampliación de la Cámara.
La legislatura, recuerdan fuentes del PE, ya ha comenzado y lo ha hecho con los 736 parlamentarios que fijaba el Tratado de Niza.
Para que la Eurocámara tenga los 751 escaños que establece Lisboa paradójicamente hay que reformar el propio Tratado con un protocolo que establezca que los nuevos pueden tomar posesión de su cargo sin esperar a la siguiente legislatura.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ya ha enviado a Bruselas el instrumento jurídico para modificar ese punto, pero una vez aprobado, lo que llevará un tiempo, tendrá que ser ratificado por todos los países miembros.
Un proceso que, apuntan desde el PE, puede prolongarse más de un año.
Durante ese tiempo, mientras los 27 Estados ratifican el texto, los nuevos europarlamentarios podrían acudir a la Cámara como observadores, sin derecho a voto.
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