Kiki Smith: el feminismo empieza por el cuerpo

Las obras de Kiki Smith se combinan entre ellas como lo hacen las letras del alfabeto para concebir significados distintos. En Her Memory, la monográfica de la artista que la Fundació Miró alberga hasta el próximo 24 de mayo, no hay cartelas ni citas en las paredes. Smith no pretende presentar obras de arte individuales. Lo que busca con la disposición de su trabajo es despertar experiencias.

Smith concibió la idea de la muestra a partir de un pequeño tapiz del siglo XVIII The first, second and last scenes of mortality. La tela bordada por una adolescente narra el tránsito de la cuna hasta la muerte de una mujer. "A partir de ahí creé una historia entretejida, mezclada con la vida de la Virgen María, de Jesús, de Juan Bautista, una especie de iconografía e imágenes que se pueden manipular para darles diferentes significados al margen de su narrativa tradicional", argumentó la norteamericana.

Kiki Smith ha dedicado su trayectoria a reflexionar sobre la condición humana, sobre la vida y la muerte. Pero en Her Memory se adentra en caminos que exploran las posibilidades poéticas del universo imaginario y simbólico de la mujer. La muestra construye un espacio de reflexión y poesía preñado de referencias iconográficas.

La pieza que abre el recorrido es The Singer, una escultura de yeso que representa a una mujer en el momento álgido de su vida. Amante de los materiales considerados menores, en este proyecto todo cabe: papel tibetano, vidrio pintado, esculturas de aluminio o yeso, collages y grabados. Mujeres, flores y pájaros se repiten desde distintos ángulos pero con el mismo cometido: reflexionar sobre el ciclo vital femenino.

"¿Por qué en Europa siempre me preguntan si soy feminista en lugar de cuestionarme sobre las vidrieras?", bromeó antes de aclarar que a sus 55 años "no habría madurado, ni existiría como artista sin el movimiento feminista". Aun así, Smith añadió que sus obras no tratan de crear ninguna ideología. "Me parece peligroso irradiar desde un punto fijo, yo quiero ser serpeante", despachó solemne para zanjar el tema.