Este artículo se publicó hace 15 años.
Judías, moras y cristianas, treinta perlas para engarzar la España medieval
Toti Martínez de Lezea y Ángeles de Irisarri, dos de las escritoras más prolíficas de novela histórica, unen por primera sus plumas para escribir "Perlas para un collar", un conjunto de treinta relatos protagonizados por mujeres cristianas, judías y moras en la España medieval.
Artesanas, prostitutas, reinas, campesinas, adúlteras, doncellas, huérfanas, viudas, esclavas, monjas o sultanas son algunas de las protagonistas elegidas por las autoras para ofrecer este mosaico histórico de la vida de las mujeres durante ocho siglos, desde el año 790, después de la invasión musulmana hasta el 1484, apenas unas décadas antes de la definitiva expulsión de los judíos y musulmanes del territorio español.
En una entrevista con EFE, las escritoras, que hoy firman ejemplares en la Feria del Libro, cuentan que este proyecto a dos manos llevaba tres años guardado en la cabeza de una de ellas, Ángeles de Irisarri, quien reconoce que no ha salido a la luz hasta que Toti, "mujer ocupada y prolífica", decidió darle el sí definitivo a finales del año pasado.
Así, De Irisarri es autora de las diez historias de mujeres cristianas y Martínez de Lezea de otras tantas judías, mientras que la decena de moras se las han repartido a partes iguales. El objetivo, ofrecer al lector una muestra de la España medieval y del papel de la mujer "desaparecida de la historia".
En este retrato de la sociedad medieval figura la historia de la bella cristiana Adosinda, uno de los relatos preferidos por Ángeles, que descubre la historia de las cien doncellas asturianas y gallegas entregadas por el rey Mauregato en el siglo VIII a los moros a cambio de estos no atacaran el reino de Asturias.
El relato de la mahometana Kamila cuenta la prohibición del mestizaje sexual entre las tres religiones con un castigo para la mujer de cien latigazos y su venta como esclava o el de la judía Débora que, tras pasar de amo en amo, encuentra la libertad porque un judío se enamora de ella.
En "Perlas para un collar" no hay excesivos nombres propios reconocidos por la historia y por eso la labor de documentación ha sido, dicen, "un trabajo de chinos o benedictinos".
"Te documentas sobre una época y el personaje te lo inventas porque no hay ninguna información sobre mujeres", explica Martínez de Lezea que ha buceado minuciosamente en los usos y costumbres de estos ocho siglos de historia "escrita por hombres pagados por señores ricos a quienes las mujeres no les interesaban".
"Hasta hace poco la historia eran papas, reyes, señores y conquistadores", dicen las escritoras que en bibliotecas virtuales como la del Cervantes y en hemerotecas han descubiertos legajos, testamentos o juicio de los que sacar detalles históricos ambientar los treinta relatos.
El "collar" que al final engarzan las escritoras con estas historias es el de una España en la que convivieron de diferente modo tres religiones con "más normalidad de lo que se piensa", pero en la que las mujeres estaban disminuidas por su condición femenina.
Ambas definen "Perlas para un collar" como un libro "riguroso y perfeccionista", no como muchos de los ahora engrosan el género "repletos de barbaridades".
"Dentro del género se mete de todo, historia-ficción, bodrios, historia novelada o biografías. Novela histórica no es ponerle al protagonista calzas y pluma, no es Robin Hood", asegura Martínez de Lezea.
Y concluye Ángeles: "Se hacen novelas históricas con mentalidad de ahora y eso trastoca el género".
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.