Este artículo se publicó hace 12 años.
Jane Birkin: Serge Gainsbourg "ya no me necesita"
Con elegancia y entrega, la actriz y cantante Jane Birkin repasó, en el primero de sus dos conciertos en Madrid, las canciones que su mentor y gran amor, Serge Gainsbourg, compuso para ella hasta su muerte, hace ya veintiún años.
"Ahora ya no me necesita. Misión cumplida", afirmó Birkin, en un encuentro con la prensa tras su recital, junto músicos japoneses, en el Instituto Francés, donde repiten este sábado.
Gainsbourg, muy polémico en vida y ahora idolatrado en Francia, es "más conocido ahora que cuando murió", por eso, dijo su musa y amante durante doce años (se conocieron en 1968), su objetivo de llevar sus canciones por todo el mundo, primero con "Arabesque" y ahora con "Gainsbourg vía Japan", ha terminado.
"Tras conocer a Serge y enamorarme de él (durante el rodaje de la película 'Slogan'") empezó lo bueno en mi vida", afirmó, tras asegurar que "las historias de amor que comienzan mal (como fue en su caso) son mucho mejor que las que lo hacen con un flechazo".
Y considera "un milagro" haber alcanzado la notoriedad de la que goza a sus 65 años "con lo poco" con lo que partió. "He tenido la suerte de haberme encontrado con gente que ha confiado en mi", dijo.
Chaqueta y pantalón negro, camisa blanca de corte masculino, Bikin apareció en escena con su melena corta y su inconfundible estilo andrógino y bohemio-chic, acompañada por un pianista, un batería, un trompeta y una violinista, todos reclutados en Tokio tras el tsunami de 2011 y vestidos de riguroso negro.
El concierto arrancó con "Requien pour un con" y Birkin dejó caer inmediatamente su chaqueta al suelo, para seguir con "Tombée des nues" y saludar con un "buenas tardes" y "gracias", en español.
Su inconfundible e imborrable sonrisa no le abandonó durante las dos horas que duró el recital, en el que desgranó con su voz cristalina, a veces susurrada y con su personal acento aún británico pese a sus muchos años en Francia, una tras otra, las canciones que Gainsbourg compuso para ella: "Di Doo Dah", "En rire de peur d'être oblige..." y "Marilou sous la neige" fueron las siguientes.
Con arreglos jazzísticos y en un ambiente intimista, Birkin continuó con "Amour des feintes", la última canción que Gainsbourg escribió para ella de las muchas "joyas" que le regaló.
"Hizo canciones para mí desde que yo tenía 20 años hasta su muerte", el 2 de marzo de 1991 en París, contó en francés Birkin al público, tras arrancar en inglés y constatar que la sala estaba llena mayoritariamente de ciudadanos de su patria de adopción. "La última fue 'Amour des feintes', la grabamos en estudio en septiembre y la primavera siguiente estaba muerto", recordó.
Cambio radical de estilo con "Le couteau dans le play", un tema que la sala repleta acompañó con palmas y que aplaudió con pasión.
"Gainsbourg es la persona a quien más de menos se echa en Francia y ahora se le quiere más que cuando estaba vivo, como pasó con Rimbeaud o Baudelaire", aseguró, antes de cantar "Ballade de Jonny Jane".
Siguió la velada con "Con c'est con ces consequences", "Classe x", "Ces petits riens", "Une chose entre autres" y "Comic strip", en la que la violinista dejó su instrumento para hacer los coros.
"Les amours perdues", compuesta por Gainsbourg hace 50 años, fue otro de los momentos de más emoción del concierto al lanzarle Birkin un beso hacia el cielo.
Continuó con la melancolía de "Jane B." y, en el reverso, la alegría de "Mon amour baiser", que cantó bajando al patio de butacas y paseándose de un extremo a otro de una fila de asientos, lo que obligó a levantarse a todos sus ocupantes para dejarla pasar.
En francés y luego en una especie de hispano-luso-italiano llegó el turno de agradecimientos, primero al equipo técnico que le acompaña en esta gira mundial, así como a quienes han hecho posible este concierto madrileño y a "los muchos, muchos que sonos aquí".
"Ah melody" dio pasó después a la desoladora "Fuir le bonheur", escrita por Gainsbourg justo cuando Jane Birkin le dejó.
"Serge era un genio con las palabras", aseguró, y como ejemplo cantó "Haine pour aimer", un juego de palabras entre odiar y amar, y que le sirvió para presentar uno a uno a sus músicos japoneses, con los que lleva un año y dos meses por el mundo.
"Baby alone in Babylone", que da título a uno de los albumes más exitosos de Birkin, volvió a cargar el ambiente de intensidad, acentuada por los lamentos del violín, barridos inmediatamente después por "Les desous chic", una canción pícara.
Era la última, pero los aplausos y bravos de un público puesto en pie lograron arrancar a Birkin como propina "La chanson de Prevert", "L'aquoiboniste" y "La Gadoue".
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