Este artículo se publicó hace 17 años.
Insulza encabeza la fundición de unas 18.000 armas de paramilitares colombianos
Unas 18.000 armas de antiguos combatientes de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) fueron fundidas hoy en una ceremonia encabezada por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza.
Del metal obtenido por esas armas, la mayoría fusiles y morteros, con un peso cercano a las 55 toneladas, se crearán esculturas por cuya venta, en Colombia y en el exterior, se financiarán programas de reinserción de los mismos ultraderechistas y para reparar a sus víctimas.
La destrucción y fundición se realizó en una ceremonia en la sede de la Siderúrgica Nacional (Sidenal), en el municipio de Sogamoso (centro), departamento de Boyacá, a unos 200 kilómetros al nordeste de Bogotá.
Las armas fundidas fueron entregadas por los 31.671 integrantes de las AUC que se desmovilizaron en el marco de un proceso de paz con el Gobierno del presidente Álvaro Uribe entre mediados de 2003 y abril de año pasado.
"Pensábamos que esas armas nos iban a dar la paz", dijo uno de los casi 60 desmovilizados que participaron en la siderúrgica en la ceremonia.
Tras algunas presentaciones musicales e intervención de desmovilizados e indígenas y otras víctimas del conflicto, Inzulza y el alto comisionado para la Paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y otras autoridades, así como embajadores e invitados se dirigieron a la zona de la planta en la que las armas pasaron por el fuego.
Los desmovilizados, así como voluntarios, la mayoría con camisetas blancas y cascos verdes de protección, desfilaron hasta una plataforma de la empresa de fundición y desde allí arrojaron en un enorme recipiente las armas.
Los antiguos paramilitares "y en una demostración de reconciliación" fueron acompañados por algunos familiares de las víctimas en el momento de lanzar las armas a las calderas.
Además de las armas, los 31.671 miembros de las AUC entregaron 13.117 granadas y mas de 2,1 millones de balas de distinto calibre así como decenas de centenares de kilos de explosivos.
Encabezados por Insulza, varios delegados de la OEA estuvieron ubicados estratégicamente en diferentes sectores de la planta de fundición, para verificar el proceso.
Varios minutos de traqueteo acompañaron el recipiente en forma de cubo gigante en el que las armas se derritieron.
Al regresar al recinto de los actos protocolarios, Insulza señalo que "el logro de la paz en nuestro continente es una de las grandes tareas".
Declaró que sentía una honda "satisfacción" por la destrucción de las armas y reconoció que "aún quedan muchas en el continente en manos de delincuentes y narcotraficantes que causan mucho dolor", pero confió en que con un empeño generalizado "vamos a vencer" para silenciarlas.
"Los colombianos, los latinoamericanos unidos, queremos la paz", puntualizó el secretario general de la OEA al destacar el acto cumplido en Sogamoso.
Por su parte, el alto comisionado para la Paz indicó que la fundición marca "el camino de la seguridad y de la paz", y que "las armas legítimas para defender a nuestros ciudadanos", solo deben estar "en manos de la fuerza pública".
Además de Insulza y de Restrepo, asistieron a la ceremonia el presidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR), Eduardo Pizarro Leongómez; el alto consejero para la Reintegración, Frank Pearl, y el presidente de la Conferencia Episcopal y Arzobispo de Tunja, capital de Boyacá, Luis Augusto Castro, entre otros.
El total de las armas fueron entregadas por parte de los integrantes de 34 estructuras de las AUC en 38 actos de desmovilización en diferentes regiones del país, cumplidos entre 2003 y 2006.
La CNRR abrirá un concurso de proyectos de obras de arte que se podrán desarrollar a partir del material fundido.
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