Este artículo se publicó hace 14 años.
El húngaro Esterházy presenta en Madrid "Sin arte", en el que relaciona a su madre y al fútbol
El escritor Péter Esterházy, además de ser el maestro de las letras húngaras, es un apasionado del fútbol, la actividad que "más alegrías" le ha dado, dice. Ahora ha unido esta pasión a la devoción que siente por su madre en su último libro "Sin arte", un texto donde se inventa "un mundo mejor" para ella.
"He intentado relacionar el tema del fútbol con mi madre. Porque nosotros éramos cuatro hermanos y, cuando yo tenía un año, nos deportaron de Budapest. Desde entonces vi a mi madre vivir la vida de esclavitud de las mujeres del este de Europa, y he querido liberarla de esa esclavitud", explica a Efe Esterházy (Budapest, 1950), que está estos días en Madrid para presentar "Sin arte".
Y es que Esterházy, que jugó al fútbol de niño y uno de cuyos hermanos perteneció a la selección de Hungría, después de reconstruir en "Armonía Celestial", de 900 páginas, la historia de su familia, una de la más influyentes y poderosas de Centroeuropa, un trabajo que le llevó nueve años, ha querido transitar por otro jardín para poder decir de otra manera las palabras "padre" y "madre".
Así es que el escritor ha encontrado en esta "autobiografía mezclada con el universo de la fantasía", recalca, la nueva fórmula para sus nuevos libros, cargados como siempre de humor, intertextualidad, citas históricas, ficción o realidad, entre otras cosas.
El humor para Esterházy es una forma de ver el mundo. "Quien es capaz de ver el humor, tiene un plus", argumenta el escritor, para quien "el arte es luz", una luz "que proviene del mundo, esto es, del lector".
"Sin arte" llega a España avalado por el premio al mejor libro sobre fútbol, algo que "sorprende" al autor, porque él considera que en realidad no se trata de un libro de fútbol.
"Luché porque se le considerara un libro de fútbol y dijeron que no; luego, cuando me dieron el premio, protesté contra el premio. Por tanto, creo que los premios los dan por los malos entendidos", añade con un humor este escritor, que siempre ve lo dramático desde la ironía.
Y siguiendo este deseo de fabular sobre la vida de su madre, el príncipe de Esterházy convierte a ésta en una de las mujeres más apasionadas por el fútbol, y en una "supuesta" -ni siquiera el autor lo sabe- amante de Puskas.
"La vida de mi madre -explica- fue controlada por el trabajo. Pero hubo un momento en que le vi una mirada de libertad con la que puede percibir la posibilidad de que fuera una mujer libre, admirada por todos, entre ellos Puskas y Di Stefano, y con unas piernas como las que se ven en la portada del libro" (en referencia a la ilustración de portada de una mujer de largas piernas sobre unos libros).
Aunque, en realidad, su madre no tenía "ni idea de fútbol", aclara este escritor, cuyo nombre suena siempre para el Nobel y a quien su madre siempre le decía que "no hiciera nada sin arte".
Esterházy, que es un apasionado del Barcelona y del Manchester, dice que echa mucho en falta que su país "no esté en los mundiales desde hace un cuarto de siglo". "Es increíble que después de haber vivido una época gloriosa y de tener tanta tradición, ahora sea algo tan vacío", afirma.
Del tópico o supuesto divorcio entre los intelectuales y el fútbol, el escritor cree que es algo pasado y que algo ha cambiado.
"Es cierto que antiguamente parecía que el fútbol era algo poco fino y refinado -subraya-, y también es cierto que todo lo que rodea al fútbol es terrible; pero yo no lo veo como escritor, y no veo lo que rodea al fútbol, ni veo el poder del dinero, ni el proceso de brutalidad que está sufriendo el espectador".
"Yo solo veo -explica- el cuadrado rectangular donde se celebra el juego, y aquello es fantástico. El campo de fútbol es como la Biblioteca interminable de Borges, y me hubiera gustado explicárselo muy bien a Borges", añade.
En relación con la crisis, Esterházy, como una de las voces más respetadas de su país, cree que Hungría nunca ha estado cerca de la bancarrota. "Sí que se podría hablar -matiza- de unas declaraciones poco acertadas, y ahora el Gobierno parece que va a reaccionar de una forma más racional".
"Soy hijo de la libertad, la igualdad y la fraternidad, pero parece que la estructura de este mundo se ha olvidado de esta última, la fraternidad y solidaridad. El capitalismo no conlleva ni incluye la fraternidad", dice el escritor húngaro, que recuerda que la Revolución francesa hablaba de "libertad, igualdad, fraternidad, o muerte".
Carmen Sigüenza
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