Este artículo se publicó hace 15 años.
Humanoides para el día a día
Robots que aprenden por imitación, videojuegos que prescinden del mando o las nuevas formas de transporte son las propuestas de futuro que pueden verse en la Campus Party
Blanca Salvatierra
El futuro de los humanoides pasa por aprender a base de imitar, como hacen los niños, para lo cual será preciso dotarlos de un simulacro de percepción que les permita cambiar su conducta por sí mismos. Esta es una de las cuestiones que plantean los proyectos de Campus Futuro, la exposición de tecnología ubicada en el marco de la Campus Party, que se celebra esta semana en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia. Otras novedades presentadas, como la realidad aumentada, videojuegos muy diferentes a los de hoy, o la interacción hombre-máquina, conforman una exposición que, como define su responsable, Quique Nimo, quiere mostrar la fuerza de la interactividad, cómo los avances tecnológicos pueden contribuir al entretenimiento, pero también a simplificar tareas cotidianas.
Un ejemplo es Dabot y su alter ego Chief Cook, un robot que son dos al mismo tiempo, como Jekyll y Hyde; la misma máquina cargada con programas diferentes dependiendo de qué actividad vaya a realizar.
El pintor Dabot y el cocinero Chief Cook son producto de una investigación del Instituto Federal de Tecnología de Lausana (Suiza). Basado en el humanoide HOAP-3 de Fujitsu, el mérito de los creadores de este robot reside en el código que emplea para realizar las actividades. El objetivo es que el robot aprenda a ejecutar tareas a partir de la enseñanza humana, por imitación. Chief Cook mueve el brazo para cortar carne tal y como le ha movido el brazo con anterioridad su instructor, tras haber convertido su enseñanza en instrucciones informáticas. Como dice su creador, Sylvain Calinon, "también trabajamos para que, si la tabla sobre la que hace el trabajo se mueve de su posición original, sea capaz de localizarla y terminar su tarea".
Sin necesidad de programarCalinon, que empezó desarrollando el robot como parte de un proyecto universitario y del que afirma que "está en constante cambio", detalla que, más allá de lo llamativo que pueda ser ver a Dabot pintando un cuadro, su equipo quiere aplicar los desarrollos a tareas cotidianas. "El trabajo con este tipo de programas trata de abarcar dos áreas: la maquinaria industrial y los servicios.
En el trabajo en cadena es muy importante poder cambiar las funciones que realiza el robot rápidamente, por lo que estos desarrollos contribuyen a que sus responsables sólo tengan que indicarle con movimientos cuál va a ser su nueva función, sin necesitar expertos en robótica", detalla Calinon.
Consciente de que hay robots que abren puertas, suben escaleras o bailan, Calinon sueña con un futuro en el que se les pueda enseñar a todos ellos a realizar las labores de otros. Aunque Dabot y Chief Cook son proyectos de investigación, su creador dice que hay que pensar en "el ahorro de costes que supone poder enseñar a una máquina a hacer algo por imitación, sin tener que reprogramarlo".
Para diferenciar entre la máquina y el software que le permite moverse, Calinon pone un ejemplo con Nao, un robot expuesto a su lado. Es un autómata comercial con un precio previsto en torno a los 3.000 euros que interactúa con las personas, camina, mueve los brazos y hace labores de vigilancia. Para el creador de Dabot y Chief Cook, Nao podría pintar o preparar recetas sólo tras una hora de calibración. A partir de ahí, aprendería más movimientos por imitación. "Lo importante es que puedan aprender", dice. Y añade: "Estoy seguro de que en el futuro usaremos robots para muchas más actividades".
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