Este artículo se publicó hace 15 años.
Hollywood, capital Alcobendas
En el país de los sueños, Penélope Cruz se ha hecho reina de una industria que quiere empezar a hacer más caso a nuevos mercados, como el hispano y el indio
Isabel Piquer
"Crecí en un sitio llamado Alcobendas, desde allí veía la ceremonia. Aquello no era un sueño realista para alguien de allí; cuando madrugaba para verlo, pensaba que era un momento de unidad para el mundo y que resaltaba que el arte era nuestra lengua universal".
En una ciudad, que vive del parecer más que del estar, y ante lo más selecto de Hollywood, Penélope Cruz no dudó en sincerarse y hablar de lo más importante: el sueño y la ilusión. Y aunque Alcobendas es una palabra que sin duda no se ha pronunciado nunca (o poco) en Los Ángeles, la actriz española quiso resaltar el largo camino recorrido y lo improbable de su carrera, pese al arduo trabajo.
Sólo Benicio del Toro había ganado un Oscar hablando en español
"Alcobendas es un sitio donde pasé mucho tiempo, mi primera casa, el colegio, la escuela de ballet", dijo en una rueda de prensa posterior. "No tenía claro si lo iba a decir, pero quería contar lo que significaba la gala para mí cuando lo vivía desde un lugar donde soñar con algo como esto era una locura".
La actriz recogió el premio en sus propios términos: al llevar un moño sencillo, menos elaborado que en otras ocasiones, y un traje vintage de hace 60 años, creación del modisto francés de alta costura Pierre Balmain. Un vestido de cuento de hadas, color marfil, que también tenía su historia.
"Lo vi por primera vez hace ocho años en una tienda de Beverly Hills y me enamoré de él. Me dije que algún día volvería", contó la actriz. "La semana pasada volví, el traje seguía ahí y me seguía sentando bien y pensé que era una señal".
«Me acuerdo de subir al escenario pero no me acuerdo bien de lo que dije»
A sus 35 años, Penélope Cruz se convirtió en la primera actriz española en ganar un Oscar por su papel de la neurótica María Elena en Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen. Lo ha hecho con una comedia, género menos reconocido que el drama, y frente a unas extraordinarias rivales: Marisa Tomei, Viola Davis, Amy Adams y Taraji P. Hanson.
Penélope ha roto así varios hechizos: el encasillamiento de latina, el de belleza sin fondo y el de actriz que trabaja mejor fuera de Hollywood, aunque ya desde su nominación por Volver (2007), habían empezado a llegarle mejores guiones desde Hollywood.
Desde Madrid, Pedro Almodóvar, a quien la actriz dedicó el premio, alabó a Cruz por lanzarse "de cabeza y sin paracaídas" en papeles arriesgados. El Oscar, dijo, premia "el triunfo del talento, la ambición, la tenacidad, y unas dotes extraordinarias para la comedia".
Con la victoria de Pe, los Oscar confirman sus ansias de globalización. Han recompensado a una película en la que se habla, en gran parte, en hindi, Slumdog Millionaire, y a nadie se le ha escapado que Cruz consiguió el codiciado galardón por articular ira y pasión en español.
Lo resaltaba Anjelica Houston, una de las cinco veteranas que este año en un nuevo formato presentó el premio con otras cuatro galardonadas. Houston habló de María Elena, esa mujer "que no siempre entendemos".
Sólo otro actor, Benicio del Toro, había conseguido el reconocimiento de sus colegas de profesión por hablar en el segundo idioma más practicado en Estados Unidos, al interpretar a un policía de la frontera mexicana en Traffic, papel que le dio el Oscar al mejor actor de reparto en 2000.
Si bien el cine en español se reconoce al norte del Río Grande, y directores como González Iñárritu o Almodóvar han conseguido traspasar la barrera de Hollywood, el idioma no ha encontrado mercado como para interesar a la industria. Y al final de eso se trata. Si los Oscar son más globales, al reconocer el mérito de un Bollywood multilingüe, es también porque ven posibilidades de nuevos públicos y futuros beneficios.
Este asunto del español fue el que más resaltó ayer gran parte de la prensa estadounidense, al hablar del Oscar de Penélope. Ninguno recordó el precedente de Javier Bardem, que el año pasado también hizo historia, quizás porque la hizo en inglés.
"Penélope nada en un mar de emociones y roza la locura. Por eso, por el valor que ha demostrado se merecía ganar", se leía ayer en Los Angeles Times.
En el momento de la entrega, Cruz hizo esfuerzos inauditos por controlar su emoción. "La presentación fue preciosa pero muy larga, me iba el corazón a mil por hora, cuando Tilda Swinton me miró, pensé que me iba a caer", contó la actriz. Luego todo fue bastante confuso.
"Me acuerdo de subir al escenario pero no me acuerdo bien de lo que dije", añadió. Ya entre bambalinas, pudo desahogarse. "Cuando salí al pasillo estuve 15 minutos llorando", dijo con el Oscar en la mano, "Cuando me lo dieron tardé cinco minutos en verle la cara. Esto es muy fuerte para mí".
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