Este artículo se publicó hace 13 años.
Helenización
La reducción del déficit mantendrá unidos a los dos grandes partidos en la próxima legislatura
Las comunidades autónomas van sumándose en fila india a la austeridad. Parecería que esta movida cae del cielo como un meteorito. Una fuerza de la naturaleza. Y no. Es una creación humana. Vamos a ver. Si el Gobierno de Zapatero asumió un compromiso con la Comisión Europea, el BCE y el FMI de reducir el déficit fiscal del 11,2% del PIB en 2009, al 9% en 2010, al 6% en 2011 y al 4% en 2012 para, finalmente, llegar al 3% en 2013, ¿cómo se hace? O se recortan gastos o se suben los impuestos. O también se hacen ambas cosas.
Pero ya sabemos que toda esta operación tuvo el apoyo intelectual, que no parlamentario, por razones electorales del PP, porque, como recuerda Mariano Rajoy con orgullo en su autobiografía (En confianza, Editorial Planeta), fue una iniciativa pionera de su partido, iría dirigida a adaptar el Estado del bienestar a las posibilidades realmente existentes porque "no se puede gastar lo que no se tiene". Lo fundamental serán los recortes porque, como dice una pretendida sabiduría convencional, es el lenguaje que mejor entienden los mercados.
El nuevo Gobierno ya tiene trazado el camino de los recortes a seguir
Esos objetivos de reducción del déficit, ya consagrados en la Constitución, son el chaleco de fuerza que mantendrá unidos a los dos grandes partidos en la próxima legislatura. Es un Gran Acuerdo Nacional. Es lo que podríamos llamar la coalición del 3%. Ha comenzado, pues, la helenización de la crisis española. Por Grecia, claro.
En otros términos: el Gobierno que suceda al actual en diciembre próximo ya tiene trazado el camino a seguir. Esta realidad, la de que los políticos ya no gobiernan de verdad, es la que subleva a los políticos cuando las verbaliza, nada menos que la hasta ahora respetada cadena de televisión pública británica BBC, que con toda su torpeza y falta de fineza entrevistó a un chiquilicuatre, de los miles que pululan por los mercados, como Alessio Rastani. La mayoría de las cosas que ha dicho suelen constar, más elaboradas, por supuesto, en notas de hedge funds y bancos de inversión que circulan todos los días en los mercados. ¿Y qué decir de la catástrofe que el presidente Obama y su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, han estado aireando estos días en Washington y en Breslavia? Ayer, sin ir más lejos, el Banco de España ratificaba el estado de coma, perdón, de estancamiento de la economía española en el tercer trimestre que ya, según fuentes privadas, va notándose en la demanda exterior, la única con vida hasta el mes de julio pasado. Y el próximo lunes conoceremos la cifra de paro registrado de septiembre, que rondará un incremento del orden de 40.000 personas, contra 48.000 en septiembre de 2010. La neolengua inventada por George Orwell aconseja decir que ese dato en vez de "malo" es "no bueno".
Y en este contexto, ya empieza el baile de candidatos para formar el primer Gobierno de Rajoy. Ayer, Francisco Álvarez Cascos, presidente de Asturias, dijo por enésima vez en estas últimas semanas que la vuelta de Rodrigo Rato a la política sería una magnífica noticia. Hay un impedimento legal para que pueda ser ministro, al menos en el primer Gobierno popular: la ley que hace retroactiva incompatibilidades aprobada por Jordi Sevilla. Porque ¿cómo podría ser ministro de Economía si tendría que abstenerse de intervenir en el tema de las cajas de ahorros y los bancos, habida cuenta de que va a ser un asunto central de la legislatura que comienza en diciembre? Habría, pues, que cambiar la ley. Otra de las candidaturas interesantes: un exfiscal para ministro de Justicia. Adivinen: Alberto Ruiz-Gallardón.
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