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DefensaHabla una de las viudas del siniestro del Yak-42: "No iré al Día de las Fuerzas Armadas a Sevilla, estoy muy enfadada"
Mari Paz Fernández, viuda del comandante José Manuel Ripollés que falleció hace 16 años en el siniestro del avión Yak-42, es una de las afectadas que rechazan la invitación del Ministerio de Defensa a los familiares de los caídos en misiones internacionales para el desfile, el próximo día 3 de junio en Sevilla. "A mí no me maneja nadie", afirma, tras denunciar que los políticos buscan sólo la foto pero no resuelven ni las mentiras del siniestro ni los problemas de las víctimas.
Madrid--Actualizado a
Hace 16 años, 62 militares españoles murieron porque el avión que les llevaba de vuelta desde Afganistán se estrellaba en Trebisonda (Turquía). La mayor catástrofe de los Ejércitos en tiempos de paz. Los familiares de las víctimas, junto con los de los caídos en 30 años de misiones internacionales, están invitados por el Ministerio de Defensa al desfile del Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS), que se celebra el próximo sábado 1 de junio en Sevilla. Pero algunos están demasiado dolidos, tristes y enfadados como para acudir al homenaje.
Mari Paz Fernández, viuda del comandante José Manuel Ripollés, ha dicho que no. No quiere ir a Sevilla. Siente que la muerte de su marido, junto con la de sus compañeros, ha sido utilizada sistemáticamente por los políticos de turno para "hacerse la foto". Mientras algunos familiares se han dejado el alma para desenterrar toda la verdad sobre el siniestro, los años de maltrato y desprecio institucional hacen mella en algunos ánimos. Así, Mari Paz ha dicho basta.
"El Día de las Fuerzas Armadas del año pasado, que justo se celebró el 26 de mayo (se cumplían justo 15 años del siniestro), ni se mencionó al accidente, a lo mejor porque no convenía al Ministerio de Defensa después de llegar a la conclusión de que tuvieron una responsabilidad... No convenía remover, ¿verdad?", afirma, en una larga conversación telefónica con Público. "El mismo día del accidente, ni una mención", repite Mari Paz, una y otra vez.
El dolor acumulado es demasiado. Y cada hallazgo, siempre gracias al tesón personal de los familiares y raramente por iniciativa del Estado, llega acompañado de un nuevo desplante de las administraciones públicas. Como cuando se confirmó hace un año que había restos de los militares fallecidos aún sin identificar y en Turquía. La entonces ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, mentía (una vez más) al asegurar en el Congreso que se había "llamado a todos los familiares, a todos".
Todos iguales
La rabia y el dolor no conocen de colores ni de preferencias políticas porque, para Mari Paz, "todos se comportan igual". Incluso cuando narra cómo desde Burgos, su ciudad, ha tratado de que alguien en Defensa la reciba y la escuche. Nada más. Nada menos.
"Justo antes de que el Partido socialista entrase en el poder intercambiaba mensajes por WhatsApp con Zaida Cantera (ex comandante del Ejército y diputada del PSOE) y claro, en ese momento como convenía estar de nuestro lado, así que consigue que Pedro Sánchez ponga un tuit ('este hombre es muy de Twitter', ironiza) en el que sí menciona el accidente", narra la viuda del comandante Ripollés, que añade: "Claro, en ese momento era buena munición política, les ponía en evidencia a los otros".
"Posteriormente", prosigue, "Cantera y yo mantuvimos el contacto, parecía interesada en mi situación, en la de mis hijos, que si a ver si hacíamos algo...". "Pero una vez ganada la moción", añade Mari Paz, "cuando entraron en el Gobierno, yo pensaba que igual alguien iba a hacer algo sobre el accidente, qué sé yo, aclarar algo o mover algo. Qué sé yo, ¿no se suponía que había una responsabilidad del Estado, como había reconocido Cospedal?".
Porque, afirma Mari Paz, esos contactos tenían como propósito, una vez ganada la moción de censura y con Pedro Sánchez en La Moncloa, que los socialistas propusieran una comisión de investigación "rigurosa" —no como la que hubo en su día— sobre contrataciones de Defensa, entre otros asuntos. Pero la respuesta sigue siendo el silencio.
Un Ministerio fuera de su alcance
El actual secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares, es un histórico del PSOE de Burgos (fue alcalde de la ciudad entre 1999 y 2003) y siempre pareció interesarse personalmente por los afectados del Yak-42. Al menos, antes de acceder a su actual cargo. Mari Paz quiso ponerse en contacto con él a través de un conocido en la ciudad, Daniel de la Rosa, del Grupo Municipal Socialista. Su objetivo no era otro que sentarse a dialogar con la ministra Margarita Robles.
"Me dijo literalmente: 'Olivares está terminando de aterrizar en el Ministerio como segundo de Margarita Robles, yo le comento que te llame'. Aún estoy esperando esta llamada", lamenta Mari Paz.
"Sólo se acuerdan de nosotros para temas políticos que a ellos les interesa, para la foto, tanto unos como los otros"
"Yo pensaba que con todo lo que había hablado con la gente del PSOE, y porque además cuando él estaba en Burgos nos había hecho caso muchas veces —quizá para darle en las narices al PP, todo es política—, pues a lo mejor podría hablar con él para que hiciesen algo", confiesa a Público, y exclama desengañada: "¡Cómo nos iban a hacer caso si habían puesto de ministro del Interior a Fernando Grande-Marlasca, el juez que nos cerró la vía penal!. Fue una forma subliminal de hacernos saber que no pensaban mover un dedo".
Todos aquellos intentos de mantener un contacto con Defensa quedaron en nada: "Aún estoy esperando a que me devuelvan todas las llamadas a Defensa para exponer nuestro caso; ésta es la realidad de la vida", afirma, y recuerda que el Ministeroi, cuando al frente del mismo estaba Cospedal, siempre eludió la responsabilidad subsidiaria del Estado en la reclamación patrimonial.
"Nosotros nos hemos gastado una fortuna en abogados, como mínimo 50.000 euros; hay desatención psicológica. Hablamos de daños colaterales que estamos sufriendo. ¿Y ahora nos invitan a Sevilla, a gastos pagados, para el desfile del Día de las Fuerzas Armadas?", se pregunta Mari Paz. "Yo no voy, estoy muy enfadada".
"Sólo se acuerdan de nosotros para temas políticos que a ellos les interesa, para la foto, tanto unos como los otros", lamenta: "Es la triste realidad".
"A mí no me maneja nadie"
Por pura casualidad, comenta Mari Paz, justo antes de la llamada de este periodista acababa de recibir otra, del ministerio, para cursar la invitación al DIFAS en Sevilla. "Y les he contestado que a mí no me maneja nadie, otra de las viudas y yo ya hemos dicho que no vamos a ir".
¿Por qué nadie profundiza en lo que todos sospechan, que al menos la contratación de ese avión maldito estuvo plagada de irregularidades? Oscuras subcontratas y comisiones opacas, mentiras y medias verdades de los políticos, triquiñuelas legales, indultos a los únicos condenados, responsables premiados. Todo ello en perjuicio de los afectados. Como tantas otras veces, el Estado prefiere defenderse de sus propios ciudadanos y tapar sus vergüenzas antes de afrontar su responsabilidad. Como siempre.
Y por esa razón, muchos de los afectados tienen que sufrir tres duelos: el propio de la muerte de sus seres queridos, el calvario judicial y la indiferencia de los poderes públicos. Como siempre. "Que todo esto suceda en una democracia es vomitivo", exclama al borde del llanto: "A mí me han destrozado la vida".
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