Este artículo se publicó hace 13 años.
Las guías para la rinitis alérgica no reflejan la vida real
Por Frederik Joelving
Menos de una de cada 10personas con rinitis alérgica podría participar en ensayosfarmacológicos que terminen dictando su tratamiento.
Eso es porque esos estudios, llamados randomizadoscontrolados, tienen reglas muy estrictas de participación paragarantizar que los resultados sean tan "puros" como sea posible.
Una persona con rinitis alérgica y, por ejemplo, problemashepáticos respondería distinto a un nuevo fármaco que otra mássaludable. El problema es que cuando el fármaco llega al mercado,se lo indicarán a todo tipo de pacientes.
En la vida real, los remedios no son tan efectivos como enlos ensayos clínicos, indicó el doctor Jean Bousquet, del Centrede Recherche en Épidémiologie et Santé des Populations de Villejuif, en Francia.
Su equipo le pidió a médicos de atención primaria queentrevistaran a sus pacientes con rinitis alérgica paradeterminar si cumplían los requisitos que exigieron los cuatroensayos clínicos más grandes de antialérgicos.
Identificaron a un total de 311 pacientes de la región deLanguedoc-Roussillon. "Sólo el 7,4 por ciento de los pacientesasistidos en atención primaria habrían sido incluidos en ensayosrandomizados", dijo Bousquet sobre los resultados publicados enJournal of Allergy and Clinical Immunology.
"El problema es que las guías se realizan según esosensayos", agregó, tras aclarar que eso es aplicable a muchasotras áreas de la medicina.
En el caso de la rinitis alérgica, que padecen decenas demillones de estadounidenses, un estudio previo del mismo equipodemostró que los médicos que cumplen las guías pueden ayudarmejor a sus pacientes.
Para el doctor Mitchell H. Grayson, alergólogo de MedicalCollege of Wisconsin que no participó del estudio, los resultadosson preocupantes, pero no sorpresivos.
"Nadie quiere que el fármaco falle porque otras enfermedadesreducen su efectividad. Primero se necesitan ensayos randomizadoscontrolados para probar que la terapia funciona", dijo.
Pero hay pocos incentivos para que las empresas evalúen cómofuncionan los fármacos cuando, después de demostrar que sonseguros y efectivos en un grupo selecto de pacientes, llegaron almercado.
"Eso genera una pregunta más importante: ¿qué sucede cuandose usa el remedio en el mundo real?", indicó Grayson, quienagregó que la Administración de Alimentos y Medicamentos deEstados Unidos (FDA) solicita informes sobre posibles efectosadversos. En casos especiales, pide estudios aunque el fármaco yaesté en el mercado.
Mientras que los médicos coinciden en que este sistema no esel ideal, el problema es que los estudios en el mundo real sonmuy costosos.
"¿Quién realizará esos estudios y quién los financiará?. Noprecisamente la industria farmacéutica, debido al riesgo dedescubrir que el fármaco no es tan efectivo", dijo Grayson.
Según Bousquet, ciertos países europeos, incluidos Francia yel Reino Unido, solicitan estudios sobre grupos variados depacientes para muchos fármacos nuevos. "Son importantes paramuchas enfermedades. Se necesitan más ensayos en la vida real sinexcluir a nadie", agregó.
FUENTE: Journal of Allergy and Clinical Immunology, online 26de enero del 2011
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