Este artículo se publicó hace 13 años.
Grecia estudia más recortes para lograr la última parte del rescate
El Gobierno pasa hoy un test del BCE, el FMI y la UE, en el que le exigirán un fuerte tajo en el sector público
Todo parecía indicar que ayer podía ser el día D, la letra inicial de la palabra quiebra default en inglés, con la que el mercado juega a señalar el momento en el que Grecia suspenderá pagos. Sin embargo, la especulación se quedó, una vez más, en agua de borrajas y se convirtió, también por enésima vez, en una puerta abierta para que el Ejecutivo griego adopte más recortes para capear el temporal de la crisis de la deuda.
Los rumores se desataron el sábado cuando el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, dio la orden de hacer regresar su avión cuando viajaba a Nueva York para asistir a la Asamblea de Naciones Unidas. La razón, según fuentes oficiales: Papandreu tenía que estar en Atenas para tomar "importantes decisiones".
La troika habría impuesto un plan de 15 medidas para dar el rescate
Con este prólogo, la jornada de especulación estaba servida. El ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, llamó a rebato al resto del gabinete para una reunión de urgencia de domingo por la tarde con el fin de estudiar, según algunas fuentes, "nuevos recortes". Para los inversores extranjeros estos ajustes serían en realidad el anuncio de una suspensión parcial de pagos.
Después de una tensa espera, Venizelos apareció en la televisión pública para anunciar que en la reunión habían decidido "acelerar las reformas" y posponer la toma de decisiones a hoy, cuando el Gobierno va a mantener una teleconferencia con la troika, los inspectores del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Central Europeo (BCE) y Comisión Europea, que tienen que decidir si se otorga a Atenas el sexto y último tramo del rescate que está pendiente.
"Si queremos evitar la quiebra, estabilizar nuestra situación y permanecer en el euro... entonces tenemos que tomar importantes y estratégicas decisiones", subrayó Venizelos.
Se especula con que echarán a la calle al menos a 100.000 funcionarios
Aparentemente, el Ejecutivo griego no tuvo ayer el valor político o la destreza técnica para aprobar un paquete de 15 medidas que según la prensa local, la troika ha exigido a Atenas para lograr los 8.000 millones de euros pendientes. En este paquete de ajustes, que podría ver la luz hoy si las instituciones internacionales convencen a Papandreu, está el camino para reducir hasta la mitad el sector público para 2015, con el cierre o venta de empresas estatales, así como nuevas bajadas de sueldos y pensiones, informa Yiannis Mantas.
Diversas fuentes dan por descontado que las exigencias de la troika se llevarían por delante al menos a 100.000 funcionarios, una medida que muchos temen que radicalice hasta el extremo las protestas sociales en la calle, en un país que apenas tiene diez millones de ciudadanos. Algunos de estos funcionarios son los empleados públicos que consiguieron su plaza entre 2010 y 2011, unas plazas que la troika considera que se adjudicaron fuera de los límites del rescate acordado.
La rebaja de las pensiones, que ya han sufrido un recorte anterior por parte del Gobierno, y la subida de impuestos especiales, sobre todo los de la energía, serían otras de las medidas del ajuste planteado por los rescatadores.
El Ejecutivo de Papandreu planteó la semana pasada un nuevo impuesto inmobiliario con el que pretendía convencer a la troika para desembolsar el último tramo del rescate. Sin embargo, no ha sido así, y los técnicos quieren más medidas para liberar unos fondos vitales para Grecia que ya ha advertido de que sólo tiene dinero para pagar pensiones y sueldos hasta mediados de octubre.
Por lo pronto, los países del euro han retrasado hasta finales de septiembre la aprobación del plan de rescate y Alemania endureció ayer de nuevo su discurso por boca de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble. En declaraciones a la revista Bild am Sonntag, el alemán dijo que "nadie debe hacerse ilusiones" por pertenecer al euro y que "la pertenencia a una Unión Monetaria es una oportunidad, pero también un difícil compromiso". El político subrayó que sin la bendición de los técnicos de la troika, Atenas no recibirá más dinero que, en cualquier caso, llegará al límite de la quiebra.
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