Este artículo se publicó hace 16 años.
González afronta a Federer y a la historia
Fernando González afronta mañana al suizo Roger Federer, número uno del mundo, en un partido que puede abrirle las puertas de la historia, en forma de semifinales de Roland Garros y de un regreso al "top ten" mundial.
El chileno tiene una oportunidad de meterse por segunda vez en su carrera en una final de Grand Slam, algo que ya consiguió en el Abierto de Estados Unidos de 2007 en lo que es, por el momento, su mejor actuación en un grande.
Pero de lograrlo volvería a situarse de nuevo entre los diez mejores del mundo, un prestigioso club que el santiagués abandonó a finales de enero pasado tras su caída en tercera ronda de Melbourne.
El reto que tiene por delante González es tan importante como escalar la montaña del mejor jugador del momento, pero su dificultad se atenua si se tiene en cuenta que el suizo no está completando su mejor año.
González ha probado lo cruel que puede llegar a ser la raqueta de Federer. Hasta final de la pasada temporada, el chileno acumulaba diez derrotas frente al suizo y nunca había sido capaz de superarlo.
Pero en la pasada Copa Masters de Shangai logró la proeza en un partido en el que el sudamericano mostró su mejor rostro apoyado en la precisión de su potente derecha.
Aquella victoria aparece ahora como el símbolo de la esperanza para el chileno, cabeza de serie número 24 y que porta en sus espaldas toda la esperanza del continente sudamericano.
Eso y que Federer no ha tenido esta temporada tan buenos resultados como en el pasado, se ha mostrado más vulnerable, como si la firmeza que mostraba en ediciones anteriores se hubiera disipado.
Esos dos asideros hacen que González mantenga la fe de derribar una montaña en la que se ha estrellado en tantas ocasiones, contra la que tantas veces se ha visto superado.
Pero el premio que hay detrás es tan importante que el santiagués aguarda impaciente el partido, con ganas de mostrar que su tenis ha dado un paso al frente y que puede desafiar a los más grandes del circuito.
El escenario de la pista Suzanne Lenglen, la segunda más grande de Roland Garros, es otro buen augurio para González, porque todos los tenistas coinciden en que la bola es más lenta.
El encuentro pude ser la puerta definitiva que abra el sueño de González, que busca desde hace años un grande.
La prueba de su compromiso la dio hace unos días cuando renovó por un año suplementario con su entrenador, Larry Stefanky.
El técnico exigía más compromiso al tenista, más garra para ganar un torneo de peso y González aceptó el reto.
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