Este artículo se publicó hace 15 años.
El Gobierno asume el cambio de mayorías tras las elecciones del día 1, pero no prevé pactos estables
El Gobierno asume que los resultados de las elecciones vascas y gallegas del pasado domingo van a alterar el juego de mayorías existente en el Congreso, pero para sacar adelante sus iniciativas apuesta por seguir negociando una por una con todos los grupos y no prevé pactos estables con ninguno de ellos.
A la espera de que se convierta en realidad el relevo al frente del Gobierno vasco y Patxi López sea el nuevo lehendakari, en el Ejecutivo ya se da por descontado ese hecho, que se suma a que otro partido cuyos diputados han respaldado gran parte de los proyectos gubernamentales, el BNG, pasa a la oposición en Galicia y se ve liberado de acuerdos con los socialistas.
Aunque públicamente se asegura que esos cambios no tienen por qué afectar a la estabilidad parlamentaria en Madrid, tal y como señaló el pasado viernes la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, fuentes del Ejecutivo consultadas por Efe reconocen que, a partir de ahora, aumentarán las dificultades para sacar adelante sus propuestas.
Pero recalcan que, en el fondo, no hay una variación muy sustancial de la situación que existía con anterioridad, porque ya desde el inicio de la legislatura, los 169 diputados socialistas han tenido que ir buscando y logrando el apoyo de formaciones distintas en función de lo que se debatía.
En este contexto recuerdan que ha habido cuestiones que han contado, incluso, con el respaldo del Partido Popular.
Ante un proyecto clave como será el de Presupuestos Generales del Estado para 2010, las fuentes citadas subrayan que es prematuro empezar a hacer cábalas sobre los apoyos que puede concitar o sobre la posibilidad de que el Gobierno vea cómo se rechazan por vez primera en los mandatos de José Luis Rodríguez Zapatero las cuentas del Estado.
Como ejemplo de que no tiene sentido hacer ahora números al respecto, recuerdan que también se aseguraba el verano pasado que el Gobierno tenía muy difícil aprobar los Presupuestos de 2009, que incluso tras la ronda de reuniones que mantuvo Zapatero con los portavoces parlamentarios se mantenían esos augurios y que, finalmente, el proyecto salió adelante.
Pero prosperó gracias al respaldo de los diputados del PNV y del BNG, y la situación en la que van a quedar estas dos formaciones en el País Vasco y Galicia, respectivamente, enfrenta al Ejecutivo al reto de fraguar nuevas alianzas.
"Hay que afrontar esta nueva situación con tranquilidad", señalan las fuentes del Gobierno, que confían en la capacidad de diálogo del grupo socialista y subrayan que Zapatero ya ha recordado esta semana que desde que el PSOE ganó las elecciones de 2004 ha sabido alcanzar acuerdos en diferentes circunstancias y con diversos grupos.
El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, y su portavoz parlamentario, José Antonio Alonso, han mantenido en los últimos días el mismo discurso, y el objetivo es trabajar para buscar apoyos puntuales para cada iniciativa legislativa sin excluir a ningún grupo.
No obstante, en la mente de todos está CiU, cuyos diez escaños sumados a los 169 socialistas, otorgarían al Ejecutivo una cómoda mayoría.
El líder de CiU, Artur Mas, ha reconocido que, ante la nueva situación, su formación política podría "cotizar al alza" en Madrid, pero ha advertido de que no se convertirá en "salvavidas" del Gobierno de Zapatero.
En este debate, el presidente de ERC, Joan Puigcercós, ha defendido que los partidos catalanes (CiU, ERC e ICV) tengan más peso en Madrid ante la tentación de los socialistas de "tirarse en los brazos del PP".
Las fuentes consultadas por Efe subrayan que no desdeñan ningún apoyo, pero insisten en la necesidad de afrontar con tranquilidad el panorama abierto tras las elecciones vascas y gallegas e ir negociando pleno a pleno las iniciativas que se debatan.
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