Este artículo se publicó hace 15 años.
El futuro de la UE, de nuevo en manos de Irlanda
La esperanza de la Unión Europea de tener una mayor influencia global descansaba el viernes por segunda y última vez en los irlandeses, que votarán en un referéndum que podría llevar al bloque a una crisis si Irlanda vuelve a inclinarse por el 'No'.
Bruselas depende de Irlanda para ratificar el Tratado de Lisboa después de que el país, que representa menos del 1 por ciento de los casi 500 millones de habitantes del bloque, retrasó la introducción de la reforma de su Constitución el año pasado en un sorprendente rechazo.
Las encuestas sugieren que esta vez Irlanda aprobará el tratado, tras asegurarse concesiones de Bruselas y en medio de temores de que un segundo rechazo aislaría al país en un momento de grave recesión.
Pero también existe la preocupación de que el sentimiento de rechazo al Gobierno local podría conducir a un resultado ajustado.
En el barrio dublinés de clase media de Booterstown, la vasta mayoría de los encuestados por Reuters cuando salían del centro de votación, dijeron que lo harían a favor del tratado.
Pero muchos lo hacían a regañadientes.
"He votado 'Sí' de mala gana porque sentía que lo tenía que hacer hasta cierto punto", dijo David Early, un fotógrafo de 28 años.
El primer ministro Brian Cowen, que podría perder el cargo si cosecha una segunda derrota, ha advertido que un rechazo podría suponer el éxodo de la inversión extranjera y ha instado a la gente a dejar a un lado sus sentimientos hacia él cuando vayan a votar.
Pero sus peticiones han encolerizado a muchas personas que afrontan una situación complicada con desempleo, altos impuestos, y la posible perspectiva de menores pagos de la seguridad social en el próximo presupuesto de austeridad.
"No votaría por nada que quisiera este Gobierno", dijo el desempleado Patrick Nalty, de 50 años, tras votar en el centro de Dublín, donde las paredes están llenas de carteles de la campaña electoral.
La participación era baja en todo el país y los centros de votación están abiertos hasta las 21:00 horas.
ATENCIÓN EN PRAGA
El Tratado de Lisboa, diseñado para acelerar la toma de decisiones en la UE mediante la fijación de una presidencia a largo plazo y de un jefe de Política Exterior más fuerte, necesita ser ratificado por los 27 estados miembros para que entre en vigor.
Un segundo rechazo retrasaría fuertemente la integración de la UE y su expansión adicional, a la vez que debilitaría el euro y abriría la posibilidad de una Europa de dos niveles.
Un 'Sí' irlandés presionaría a los presidentes euroescépticos de Polonia y República Checa para que firmen las leyes que ratifican el tratado.
El presidente polaco, Lech Kaczynski, dijo que estaba deseando ratificar el tratado si Irlanda vota 'Sí' pero su homólogo checo Vaclav Klaus retrasará su aprobación hasta que el Tribunal Constitucional resuelva una querella presentada por 17 senadores contra Lisboa.
"(Kaczynski) lo hará inmediatamente tras la publicación oficial de los resultados de Irlanda", dijo el asesor de Kaczynski Pawel Wypych al diario Dziennik.
En Praga, Klaus podría tratar de parar la ratificación hasta las elecciones británicas, previstas para junio del próximo año. Las encuestas dan favorito al Partido Conservador, actualmente en la oposición, que está a favor de celebrar un referéndum sobre el Tratado de Lisboa.
Pero si el Constitucional checo rechaza la última queja podría verse obligado a adoptarlo, lo que significaría el último acto de un tortuoso camino para la ratificación.
"El sábado por la tarde estaremos viendo una UE diferente porque la mayoría de las personas calculan que Klaus firmará y por lo tanto el tratado entrará en vigor, como un rayo en términos europeos, desde enero de 2010", dijo el analista político Hugo Brady, un irlandés miembro del Centro para la Reforma Europea.
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