Este artículo se publicó hace 14 años.
El fútbol da abrigo a los pobres en el Mundial de Sudáfrica
Envueltas en grandes mantas y tapados con largos abrigos y sombreros, unas 2.000 personas sin hogar se reunieron el miércoles por la noche en la iglesia de un acaudalado barrio de Pretoria para escuchar un mensaje espiritual y ver a la selección de fútbol de Sudáfrica en un partido del Mundial.
Los invitados de la iglesia reformista Moreleta llegaron desde tugurios cercanos para ver el partido de la selección local contra el conjunto uruguayo al tiempo que recibieron comida y bebida calientes en una fría noche de invierno.
Tras escuchar en silencio el mensaje del pastor, los desamparados se agruparon para pintarse los rostros con los colores de la bandera sudafricana antes de sentarse frente a dos pantallas para ver el partido del Grupo A de la Copa.
La mayor parte de los refugiados proviene de Zimbabue y Lesotho.
A medida que avanzaban los minutos previos al encuentro, el grupo comenzó a alentar al equipo local y a tocar vuvuzelas y silbatos mientras un niño corría de una esquina de la iglesia a la otra llevando una gran bandera sudafricana sobre la cabeza.
El himno nacional de Sudáfrica fue escuchado con un respetuoso silencio, antes de que el grupo estallara en ruidos y cánticos tras el inicio del encuentro.
Uno de los organizadores de la iglesia animó al público a sentirse libre para celebrar cualquier gol de Sudáfrica, aunque pidió que no se accediese al altar.
El jefe de la iglesia, Dirkie van der Spuy, dijo a Reuters que habían abierto el templo, con capacidad para 7.200 personas, para ofrecer a los necesitados alimento y un refugio caliente, y también para ayudar a quienes no tendrían otra forma de ver el encuentro.
"Hemos recibido a personas del vecindario que no tienen televisores pero que a los que realmente enloquece el fútbol", afirmó.
"Muchos de ellos son ocupantes ilegales de viviendas alrededor de nuestra iglesia, tenemos la responsabilidad de llegar a esta gente. La Copa del Mundo realmente es un momento especial en nuestra historia como sudafricanos para llegar a gente de todas las naciones", sostuvo.
Un hombre de Zimbabue llamado Delight, con un gran gorro de lana y un abrigo largo de color naranja, dijo que había llegado hasta la iglesia para rezar por Sudáfrica.
"Yo rezo por los bafana bafana (selección africana), pero también estoy aquí para respaldar a todos los equipos africanos", dijo a Reuters antes de que comenzara el partido.
El primer gol, un potente remate del uruguayo Diego Forlán, silenció brevemente al público, mientras que el gol de penalti a favor del equipo visitante al final del encuentro los llevó a protestar airados con los brazos en alto.
Después de que Uruguay anotase el último gol tres minutos antes del final, muchos de ellos recogieron sus pocas pertenencias y abandonaron el lugar, imitando el gesto de los hinchas del estadio.
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