Este artículo se publicó hace 16 años.
Estados Unidos sirve en bandeja a China su primer título por equipos
Chen Fei, la mejor gimnasta china de todos los tiempos, sumó hoy a su historial un título desconocido hasta ahora para su país, el de campeón olímpico por equipos, que le sirvió en bandeja Estados Unidos con errores inusuales en el momento y el escenario menos oportunos.
Un día después de que la selección masculina china obtuviera el oro, la femenina completó el círculo y dejó a las norteamericanas, vigentes campeonas del mundo, a expensas de lo que suceda en las finales individuales, en las que volverán a encontrarse.
Rumanía, equipo campeón en Atenas, baja dos escalones en el podio y se ratifica como dominador europeo, por encima de Rusia, pero lejos de chinas y estadounidenses.
Al campeón le costó 188,900 puntos el oro, por 186,525 de la plata y 181,525 del bronce. Rusia, Japón, Australia, Francia y Brasil, en la primera final por equipos de su historia, completaron la clasificación.
Si Cheng Fei fue la cara de la victoria, la estadounidense Alicia Sacramone encarnó la derrota: su caída de la barra de equilibrios y sus dos salidas en el suelo privaron su país de un título que, cuando menos, podía haber disputado hasta el final.
Chinas y estadounidenses compartieron rotación en cada aparato, así que sus calificaciones pudieron ser cotejadas en tiempo real.
Comenzaron en salto, aparato en el que Cheng ha sido campeona mundial en 2005, 2006 y 2007. Pero sus 16,000 fueron igualados por la campeona mundial Shawn Johnson. Las norteamericanas se pusieron por delante, aunque ambos equipos por detrás de Rusia, que había comenzado en asimétricas y se benefició del buen hacer de la campeona mundial y europea de la especialidad, Ksenia Semenova.
Luego en asimétricas las norteamericanas pusieron el listón muy alto, sobre toda gracias a Nastia Liukin, que asumió los mayores riesgos en las sueltas y en la salida y salió airosa, con un 16,900 que sería la nota más alta dada en la final.
China estaba obligada a mejorarlo. Cheng Fei, que no hizo este aparato, asumió el papel de entrenadora, aconsejando a sus compañeras e incluso corrigiéndolas el maquillaje antes de empezar.
El momento más esperado en el Estadio Nacional, la doble suelta de He Kexin, la más difícil del circuito, se saldó con éxito -el día de la clasificación se había caído- y con un 16,850 que colocaba a China por delante a mitad de concurso, aunque sólo con 1,1 puntos de margen.
Las rusas, mientras, se descolgaron después de que tanto Lyudmila Grebenkova como Anna Pavlova se cayeran de la barra de equilibrios.
En la barra, China amarró nota con la aplastante seguridad de Cheng Fei (15,150), aceleró con el interminable rosario de dificultades de Den Linlin (15,925) y subió un nuevo escalón con los 16,050 de Li Shanshan, bronce mundial de la especialidad.
Alicia Sacramone, la primera estadounidense en subir, abrió la lista de errores para su equipo. Se cayó en el mortal de entrada al aparato y comprometió seriamente las posibilidades de victoria.
Pero Nastia Liukin y la campeona mundial absoluta Johnson, con un aplomo que no denotaba la situación apurada en la que se encontraban, hicieron cómplice al aparato más difícil y con sus 15,975 y 16,175 lograron que Estados Unidos llegase con opciones al ultimo ejercicio, en suelo.
Sacramone volvió a abrir pista para su equipo y tuvo la desgracia de fallar de nuevo, y dos veces: cayó sentada tras su segunda diagonal y se salió del tapiz en la última. Y no fue la única: también Liukin y Johnson echaron un pie fuera.
China no dejó escapar tan clara invitación a ganar. Tras la actuación sin sobresaltos de Deng y Jiang, Cheng Fei tuvo el honor de poner la guinda a la tarta. Casi le bastaba acabar de pie para atrapar el oro, que estaba a falta de 13,075 puntos, e hizo mucho más que eso (15,450), con una exhibición de altura en los saltos, algunos pasos de más en la recepción de las diagonales y enorme teatralidad en los gestos para espolear al público. Cuando acabó ya se sabía campeona olímpica y empezó a llorar de alegría.
Las rumanas sólo emplearon hoy a cuatro de sus gimnastas, que se repartieron todos los aparatos. Una única nota por encima de 16, la de Steliana Nistor en asimétricas (16,150) les privó de toda posibilidad de victoria. Peor le fue a Rusia, que no llegó ni una vez a esa puntuación y que baja del tercer puesto de Atenas al cuarto de Pekín, en la misma tónica de equipo sin garra que exhibieron ayer los hombres.
Brasil pagó con la última plaza su inexperiencia en finales por equipos, pero promete mejores actuaciones en las individuales. Jade Barbosa volvió a demostrar que tiene el buen concurso completo que le dio el bronce mundial en 2007. Se salió en suelo, pero en barra y salto llamó la atención de una afición que sólo tenía ojos para China.
Daiane Santos confirmó su candidatura a medalla en suelo y su ejercicio en este aparato fue el tercer más valorado (15,275), por detrás de los de Cheng Fei (15,450) y la rumana Sandra Izsbasa (15,550).
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