Este artículo se publicó hace 15 años.
El emblemático restaurante Tavern on the Green, en Central Park, servirá en Noche Vieja su último plato
El emblemático restaurante Tavern on the Green, situado en el Central Park de Nueva York, servirá en Noche Vieja el último plato de sus 75 años de historia, después de que sus dueños se declararon en quiebra acosados por las deudas.
El que llegó a ser uno de los restaurantes más lucrativos de Estados Unidos, tiene una deuda acumulada de ocho millones de dólares que deberá saldar con la subasta a mediados de enero de su vajilla, sus arañas de luces y otros objetos de la particular decoración que le han dado renombre.
Esta situación económica contrasta con la popularidad de la que solía gozar el restaurante, un lugar favorito para los turistas que visitan la Gran Manzana y que hace tan sólo tres años facturaba unos 38 millones de dólares al año y servía unos 700.000 platos.
Tavern on the Green también ha sido un tradicional escenario de pomposas bodas y grandes fiestas de empresa, gracias a la suntuosa decoración de sus salas, entre la que destaca una inmensa araña de cristales verdes que supuestamente perteneció hace más de un siglo a un marajá.
Este y otros cientos de objetos los compró a lo largo de varias décadas de viajes por el mundo el fallecido dueño del restaurante, Warner LeRoy, hijo del productor del filme "El mago de Oz".
Los problemas financieros impidieron a sus herederos renovar este año el contrato que mantienen con el Ayuntamiento de Nueva York, que es el dueño del terreno de 2.500 metros cuadrados en el que se asienta Tavern on the Green.
La subasta de los derechos de alquiler la ganó el pasado agosto la empresa que gestiona otro restaurante en Central Park, el Loeb Boathouse, que se ha comprometido a invertir 25 millones de dólares para renovar el anticuado local y darle una nueva ambientación.
Lo que todavía no está claro es si el nuevo restaurante podrá quedarse con el conocido nombre de Tavern on the Green, que la familia LeRoy considera de su propiedad y que se ha valorado en 19 millones de dólares.
Un juez federal en Manhattan tiene previsto fallar en enero si el nombre pertenece a quien opere el local o es una marca exclusiva de la familia.
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