Este artículo se publicó hace 14 años.
El Ejército podría sumarse para contener el vertido en EEUU
La petrolera BP Plc acogió el jueves un ofrecimiento del Departamento de Defensa estadounidense para ayudar a contener un gigantesco derrame de crudo por una mortal explosión en una plataforma de perforación que amenaza las costas de cuatro estados en el Golfo de México.
BP y la Guardia Costera ya han montado lo que la petrolera británica ha calificado el mayor operativo de contención de derrame de petróleo en la historia, con la participación de decenas de barcos y aviones.
Aunque están batallando por controlar el derrame del pozo ubicado a 1.525 metros bajo el nivel del mar en la costa de Luisiana, el que la Guardia Costera dijo la noche del miércoles que estaba vertiendo cinco veces más petróleo que lo estimado previamente.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha sido informado del derrame, el cual podría causar serio daño ecológico a refugios de vida salvaje, playas y estuarios en Luisiana, Mississippi, Alabama y Florida.
"Tomaremos la ayuda de quien sea, me refiero a que acogemos el ofrecimiento del Departamento de Defensa, estamos trabajando con los expertos de toda la industria", dijo Doug Suttles, jefe de operaciones de la división de exploración y producción de BP.
"No estamos interesados en dónde surge la idea, lo que nos interesa es cómo frenamos este flujo y cómo lo hacemos ahora", dijo Suttles al programa "Today" de la cadena de televisión NBC.
El mismo ejecutivo dijo al programa "Good Morning America" de ABC: "Creo que nuestro plan puede manejar el derrame".
"Vamos a hacer todo lo que podamos para minimizar el impacto de esta situación", agregó Suttles. Como dueño del pozo, BP es financieramente responsable de la limpieza.
Once trabajadores están desaparecidos y se presume que fallecieron en el peor desastre de este tipo en casi una década.
La plataforma Deepwater Horizon de la firma suiza Transocean Ltd se hundió el 22 de abril, dos días después de que explotara y se incendiara mientras perforaba un pozo para BP Plc a casi 64 kilómetros al sudeste de la desembocadura del río Mississippi.
La filtración se calcula ahora en 5.000 barriles por día, cinco veces el tamaño estimado previamente.
La Guardia Costera dijo que a la tarde del miércoles, el petróleo vertido ocupaba una área de cerca de 100 kilómetros de largo y 50 kilómetros de ancho.
ESTADOS COSTEROS EN ALERTA
Luego de que robots submarinos no pudieron activar una válvula de corte en el lecho marino para detener la filtración, BP y la Guardia Costera iniciaron el miércoles una "quema controlada" para evitar que la mancha de petróleo crezca.
"No descansaremos hasta que hayamos hecho todo lo posible para que esté bajo control", dijo Andrew Gowers, jefe de relaciones institucionales de BP.
La tarde del miércoles, el derrame estaba a 37 kilómetros de la costa de Luisiana cerca de un frágil sistema de estuarios costeros y pantanos donde abundan aves y otras especies de fauna silvestre, pero un cambio de vientos podría empujar la mancha a la costa de Luisiana este fin de semana, de acuerdo a meteorólogos de AccuWeather.
Mientras crece el derrame de petróleo, también aumenta la posibilidad de que se afecten los esfuerzos del Congreso de Estados Unidos y del presidente Obama para impulsar la búsqueda de hidrocarburos mar adentro.
"Esto nos recuerda que el asunto de la perforación petrolera pese a todos los avances en tecnología sigue siendo un negocio riesgoso", dijo Athan Manuel, del grupo ambientalista Sierra Club.
Mientras tanto, se ultimaban los preparativos para desplegar miles de kilómetros de barreras flotantes en Luisiana, Mississippi, Florida y Alabama en un intento por evitar que la mancha de petróleo alcance áreas sensibles de la costa, dijo la Guardia Costera.
El accidente frente a la costa de Luisiana es el peor desastre de este tipo desde 2001, cuando una plataforma operada por Petrobras mar adentro de la costa brasileña explotó y causó la muerte a 11 trabajadores.
Hasta ahora el incidente no es comparable con el desastre del Exxon Valdez, en el que se derramaron unos 50 millones de litros de petróleo en la bahía Príncipe Guillermo de Alaska cuando la nave encalló en 1989.
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