Este artículo se publicó hace 12 años.
Los efectos del cáncer infantil se extienden hasta la edad adulta
Por Andrew M. Seaman
Los sobrevivientes de cánceresinfantiles corren más riesgo de tener cicatrices ydesfiguraciones y de padecer pérdida de cabello más adelante enla vida, y para algunos eso llevaría a sufrir problemasemocionales a largo plazo, según sugiere un nuevo estudio.
Comparado con sus hermanos, los sobrevivientes eran máspropensos a tener cicatrices y desfiguraciones en la cabeza, losbrazos y las piernas en la adultez. Y los adultos con esosproblemas tenían más depresión y menor calidad de vida.
"Esto nos demuestra que si bien no son necesariamenteefectos del cáncer que amenazan la vida, tenemos que estar másatentos a los resultados con que tienen que lidiar estospacientes", dijo Karen Kinahan, coordinadora del Programa STARde Sobrevivientes del Centro de Oncología Robert H. Lurie de laNorthwestern University, en Chicago.
El equipo de Kinahan utilizó información de 14.358sobrevivientes de cáncer infantil y de 4.023 hermanos de esossobrevivientes, que participaban de un estudio en curso.
Los sobrevivientes, incluidos aquellos que habían tenidoleucemia, linfoma y cáncer renal, habían recibido el diagnósticoantes de los 21 años de edad y habían comenzado el tratamientoentre 1970 y 1987. Los participantes respondieron cuestionariosal inicio del estudio y en el 2003.
Un cuarto de los sobrevivientes tenía una cicatriz o unadesfiguración en la cabeza o el cuello, comparado con uno decada 12 en el grupo de hermanos. Además, eran más propensos atener cicatrices o desfiguraciones en los brazos, las piernas,el tórax y el estómago.
Esas lesiones ocurren por las cirugías o la radioterapia. Yen los niños que están creciendo, las zonas irradiadas no crecencomo deberían, según explicó la doctora Karen Wasilewski-Masker,oncóloga pediátrica del Hospital de Niños de Atlanta.
Los participantes con cicatrices o desfiguraciones en lacabeza, el cuello, los brazos o las piernas eran un 21 porciento más propensos a tener depresión que aquellos sincicatrices, según publica el equipo en Journal of ClinicalOncology.
La pérdida del cabello también era más común en lossobrevivientes que en sus hermanos. El 14 por ciento de lossobrevivientes y el 6 por ciento de los hermanos se estabanquedando calvos. Y eso también estaba asociado con la depresión,en especial en las mujeres.
"Los resultados son más alentadores que desalentadores",dijo Wasilewski-Masker, porque las diferencias emocionales entrelos grupos no fueron "astronómicas".
Pero el equipo detectó que varios aspectos de la calidad devida de los sobrevivientes eran peores que en sus hermanos yestaban asociados con las cicatrices, la desfiguración y lapérdida de cabello. Se trataba de la salud, las habilidadesfísicas, el dolor, la salud mental y la interacción social.
"Tenemos que conocer los efectos de ciertas alteracionespsicosociales de los pacientes con alguna desfiguración (...)pero no debemos asumir que lucir distinto por un tratamientooncológico tendrá un impacto negativo", señalóWasilewski-Masker.
En otro estudio publicado en la misma revista, tres cuartosde 388 personas de entre 15 y 39 años retomaban el trabajo o laescuela entre los 15 y 35 meses posteriores al diagnóstico de uncáncer. Pero más de la mitad lo hizo con problemas como losolvidos y la imposibilidad de sostener el ritmo anterior detrabajo o estudio.
La autora principal, Helen Parsons, del Centro de Cienciasde la Salud de la University of Texas, en San Antonio, consideróque es muy pronto como para sacar conclusiones sobre lasposibles intervenciones para evitar el desempleo.
"El estudio es un punto de partida para conocer a los gruposcon más problemas para volver a trabajar. En realidad, abre lapuerta para futuros estudios", dijo Parsons.
FUENTE: Journal of Clinical Oncology, online 21 de mayo del2012
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