Las divisiones en la opositora coalición de centroderecha en Italia son cada vez más profundas e irreconciliables, después de que su líder, Silvio Berlusconi, anunciara el pasado domingo la creación de un nuevo partido.

Los presidentes de la derechista Alianza Nacional, Gianfranco Fini, y de la democristiana UDC, Pierferdinando Casini, emitieron hoy una declaración conjunta en la que arremeten una vez más contra Berlusconi, líder de la coalición Casa de las Libertades.

"La gravedad de la situación italiana impone elaborar proyectos que no tienen nada que ver con la improvisación propagandística ni con salidas populistas", indica el texto.

Hacen así referencia a la decisión de Berlusconi de crear un nuevo partido, lo que anunció el pasado domingo en una improvisada rueda de prensa en la calle, en la ciudad de Milán (norte de Italia), subido sobre un coche.

Los hasta ahora aliados de Berlusconi no acogieron bien su nueva iniciativa y dejaron claro desde el primer día que no estaban interesados en fundirse en la nueva formación, tal y como "il Cavalliere" ha dicho que hará con Forza Italia, el partido que le llevó al Gobierno en 1994.

Berlusconi, quien presentó su nueva fuerza política, aún sin nombre, de manera más formal el lunes, dio así carpetazo al sistema bipolar que rige la vida política italiana, con dos grandes coaliciones de centroderecha y de centroizquierda (La Unión), que reúnen a más de una decena de pequeños partidos cada una.

La respuesta de Berlusconi no se ha hecho esperar y poco después señaló que, si sus ya casi antiguos aliados quieren continuar por ese camino, "a nosotros nos parece estupendamente, nosotros nos quedamos con los electores y ellos que se queden con el proyecto".