Este artículo se publicó hace 13 años.
El día que lo cambió todo
Miembros de Democracia Real Ya recuerdan los inicios de sus reivindicaciones
Carlos Paredes, Aída Sánchez, Paco López y Fabio Gándara aún no han asimilado todo lo que ha sucedido en menos de siete días. Hace una semana que la indignación reventó. La manifestación convocada por la plataforma ciudadana Democracia Real Ya, de la que ellos forman parte, fue la chispa final que prendió la mecha. Fabio es el benjamín de los cuatro, con 26 años, mientras que Paco es el veterano, tiene 46 años. Carlos y Aída comparten edad: 31 años.
"Ni en nuestros mejores sueños". Carlos describe una sensación que prácticamente todos comparten. "Hace mes y medio estábamos unas 40 personas en la Puerta del Sol y nos preguntábamos precisamente qué es lo que había que hacer para que la plaza se llenara de gente", recuerda Paco, que ya participaba desde hace unos meses en las concentraciones organizadas por la plataforma malestar.org en la plaza que ya se ha convertido en símbolo de las protestas.
Ni en sus "mejores sueños" imaginaban lo que ha ocurrido
Hace cuatro meses, estos cuatro compañeros ni siquiera se conocían. Ahora han pasado a ser el foco de todas las atenciones. Participan en debates radiofónicos y televisivos, conceden entrevistas, hacen declaraciones... "Mis padres están entre acojonados y orgullosos", explica Fabio. Algunos portavoces de Democracia Real llegan a recibir doscientas llamadas al día.
Todos insisten en el trabajo duro que han hecho en los últimos tres meses. "Nos lo hemos currado mucho, hemos hecho asambleas, nos hemos coordinado, hemos creado redes, contactos con asociaciones...", subraya Aída. La elección del 15 de mayo como día de la manifestación ganó por mayoría. "Era una fecha redonda, en primavera, con mejor tiempo para salir a la calle y a siete días de las elecciones, para tener visibilidad", explica Fabio.
"Queda mucho trabajo"Los portavoces reciben hasta 200 llamadas de teléfono al día
El discurso de estos cuatro activistas está cargado de denuncias, protestas y de muchas ganas de hacer cosas. "Dicen que están al servicio de la ciudadanía y eso es la mayor falacia de este sistema democrático, tienen a los ciudadanos al servicio de sus intereses". A Paco le salen las ideas a borbotones y le cuesta contener su cabreo cuando habla de corrupción política o de derechos básicos.
Son optimistas sobre el futuro, aunque saben que queda mucho trabajo.
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