Este artículo se publicó hace 2 años.
¿Quién está detrás del paro del transporte?: el origen de una protesta que apoya la ultraderecha
La sombra de sospecha se cierne sobre la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías, al frente de la convocatoria. Una movilización que ha contado con el aliento de Vox y cuyo cabeza visible desliza mensajes beligerantes.
Madrid-Actualizado a
La cadena de suministros se ha tensionado en los últimos días. Un paro patronal auspiciado por una plataforma no perteneciente al Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC) –entidad que da cobijo al sector ante el Gobierno– se traduce ya en el desabastecimiento de determinados productos en los supermercados. Una protesta respaldada por la ultraderecha y que la crisis de representación que afecta al sector ha alimentado.
Productos lácteos, frutas, hortalizas y pescados son sólo algunos de los bienes de consumo que evidencian la interrupción del suministro que, desde el pasado 14 de marzo –fecha de inicio de la protesta– se ha producido en nuestro país. Una movilización que, por cierto, tuvo su precuela en Navidad. En aquella ocasión, sin embargo, fueron las principales asociaciones que agrupan al sector las que llevaron la voz cantante.
Aquel pulso quedó en conato; un acuerdo con el Gobierno para mejorar las condiciones de trabajo de los transportistas zanjó, al menos provisionalmente, la crisis. Ahora, casi tres meses después, una asociación no mayoritaria ha logrado paralizar diferentes industrias. Desde el Gobierno no dudan en tildar de "boicot" este paro, incluso se habla de una supuesta participación de la ultraderecha.
La sombra de sospecha se cierne sobre la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías, al frente de la convocatoria. Su capacidad movilizadora es innegable, el paro ha frenado la producción de fábricas y el suministro a muchas tiendas. Pero no se puede obviar la beligerancia con la que se han desempeñado algunos de sus afines. Episodios que las redes sociales han avivado en las últimas semanas.
Pese a que el Gobierno no ha demostrado la vinculación de los paros con la ultraderecha, lo cierto es que Vox no ha dudado en alentar el movimiento a través de tuits y declaraciones. Sin ir más lejos, el portavoz de Vox en la Diputación de Sevilla, Rafael García, mostró el martes en Guillena "todo el apoyo de Vox a la huelga de transportistas" convocada por la Plataforma.
Además, según una información recogida por Europa Press, García instó al sector a participar en la protesta convocada por Vox y su sindicato Solidaridad el pasado sábado 19 de marzo, frente al Ayuntamiento de Sevilla, para "exigir al Gobierno de Sánchez soluciones urgentes ante los disparatados precios que están alcanzando en el mercado los suministros básicos como la luz, el gas o la gasolina".
La crisis de representación abona el carácter impresvisible de la protesta
Es más, desde el inicio de los paros han proliferado los llamamientos de Vox a través de sus redes para que la mecha prenda en otros sectores, instándoles a salir a la calle bajo su enseña ultra: "Transportistas, ganaderos, pescadores... Para el Gobierno y los medios subvencionados no existen, pero los trabajadores de España empiezan a rebelarse contra la brutal subida de precio".
Con todo, no se puede establecer una vinculación directa entre la ultraderecha y los transportistas. La sociología de estas movilizaciones es más heterogénea de lo que cabría pensar. Buena muestra de ello la encontramos en Basilio Aragón, camionero de izquierdas conocido por sus vídeos en Twitter explicando la situación que padecen en el sector.
"No tengo duda de que la ultraderecha ha puesto la chispa para encender la mecha, pero en los piquetes hay personas de todos los colores políticos", apuntaba en unas recientes declaraciones para La Sexta Noche. Según Basilio, el hastío en el sector confiere a la protesta una transversalidad mayor de la que a priori podríamos pensar.
Por otra parte, es indudable que hablamos de un sector –aunque esto no es exclusivo del transporte– que vive inserto en una creciente atomización. A fin de cuentas dos de cada tres operadores son autónomos con uno o dos camiones a su cargo. Esto induce a una crisis de representación por parte de las asociaciones tradicionales, lo que a su vez provoca una cierta incapacidad a la hora de prevenir sus movimientos, todo ello abonado por la capilaridad que permiten y fomentan las redes sociales.
¿Quién hay detrás de la plataforma convocante?
Un camionero manchego. Manuel Hernández para más señas. La cara visible del movimiento grababa –vía Youtube– hace apenas nueves meses un discurso bajo un título que llamaba a la acción "¡Despertar ya cojones!". En él, Hernández dejaba caer la semilla de lo que no tardaría en llegar: "Cuando tengamos fuerza hay que plantarle cara a quien haga falta".
Hernández es la cara visible de Plataforma Nacional para la Defensa del Transporte. Un plataforma que, tal y como denuncia en el vídeo, busca revertir la precarización que aqueja al sector del transporte, devolverle a un tiempo pretérito en el que "había un respeto y unos precios con los que se podía vivir". Un vídeo en el que no duda en cargar contra parte del sector: "Estoy ya hasta las narices de cobardes, de acomodaos, de borregos".
La Plataforma Nacional para la Defensa del Transporte que lidera Hernández desciende de otra asociación patronal nacida en 2007 bajo el mismo nombre. Una asociación que en 2008 abanderó junto con otros grupos del sector un paro nacional que venía motivado por la subida de los combustibles. Fueron 11 días de paro en los que la violencia campó a sus anchas y que se saldó con dos muertos y camiones en llamas.
Si nos atenemos exclusivamente a las declaraciones de Hernández, se cuela un innegable cariz antisistema. No en vano el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC), órgano que representa a los empresarios camioneros ante el Ministerio de Transportes, es calificado por Hernández como "el mayor enemigo del pequeño transportista" porque a su entender sobrerrepresenta a las grandes empresas y silencia a los camioneros autónomos.
Y lo que es más alarmante, también desliza un discurso belicoso a tener en cuenta: "No se puede pedir que se gane una guerra si antes no se forma un ejército".
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