Este artículo se publicó hace 13 años.
La declaración siembra dudas sobre el próximo paso de la banda
La incógnita reside en si el comunicado de cese definitivo incluirá o no condiciones
La declaración de Aiete se ha convertido en objeto de un multitudinario comentario de texto que olvida la principal característica del actual proceso de final de la violencia en Euskadi: su carácter unilateral. Es ETA quien debe anunciar que deja de matar para siempre, sin contrapartidas políticas. Y así se lo reclama por primera vez en la historia Batasuna, autora de su diseño, y lo rubrica el Acuerdo de Gernika, al que recientemente se sumó el Colectivo de Presos Políticos Vascos, el más numeroso de cuantos integran ETA. ¿Dónde está entonces la diferencia con la exigencia a la banda que ha formulado el Estado de derecho desde que se instauró en España?
La Conferencia de paz de Donostia reclama a ETA en su primer punto un "cese definitivo de la violencia", es decir, un gesto unilateral. A continuación, la emplaza a solicitar un diálogo con Madrid y París que aborde "exclusivamente las consecuencias del conflicto", esto es, desarme, presos y militantes en activo. Nada de política, por tanto. Ha sido el punto cuarto, en el que los firmantes sugieren que "los actores no violentos y representantes políticos se reúnan y discutan de política", el que ha sembrado dudas entre los servicios de información.
La Policía cree que ETA aprovechará la referencia al diálogo de la declaración
Fuentes de la lucha antiterrorista creen que ETA tomará esta sugerencia como el respaldo al modelo de proceso que ha defendido en todos sus documentos internos: la propuesta de Anoeta. Este esquema fue el utilizado en el fracasado proceso de paz e instauraba dos mesas: una entre Gobierno y Estado, y otra entre agentes políticos, esta última para abordar las cuestiones nucleares de la autodeterminación y la territorialidad. Pero ese debate ya está enterrado no sólo para el Gobierno sino también para Batasuna, que ha impuesto a ETA su modelo de proceso con el aval de las bases: primero la paz y sólo después la política, recuerdan los artífices de la Conferencia.
La banda terrorista desaparece así como garante del proceso, papel que adoptó en el pasado. Por eso, un cese definitivo no permitiría retomar las armas en el caso de que el proceso no avance por donde ETA quiere, añaden. Así está recogido en los Principios Mitchell, que inspiraron el proceso de paz en Irlanda del Norte, incluidos en el Acuerdo de Gernika y que conocen muy bien dos de los firmantes de la declaración: el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern y el líder republicano Gerry Adams.
Entra en juego el léxicoGobierno e izquierda abertzale descartan el retorno a la violencia
Sin embargo, en las Fuerzas de Seguridad existe la duda de si ETA tomará el punto cuarto de las conclusiones para poner la negociación política como condición al cese definitivo de la violencia en su próximo comunicado. Incluso se especula con el sentido que la organización terrorista otorgue al término "definitivo" si no lo acompaña de otro como "irreversible". En este sentido, las fuentes consultadas recuerdan la ambigüedad que gravitó sobre otras treguas con el epíteto "permanente". "El alto el fuego fue permanente hasta que dejó de serlo", asegura un mando antiterrorista.
¿Puede volver ETA a matar? Nadie se atreve a responder afirmativamente. El Gobierno y la izquierda abertzale están convencidos de que no habrá más atentados. ¿Por qué entonces tanta controversia? Se trata de determinar qué quiere obtener la banda terrorista de su anuncio y cómo va a gestionar Batasuna su final, ahora que se ha impuesto en el pulso interno con la banda. Los términos exactos del comunicado, coinciden todas las fuentes consultadas, se conocerán en los próximos días.
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