El deber de Castro no despeja las incógnitas sobre su futuro

La declaración del líder cubano, Fidel Castro, de que su deber no es aferrarse a cargos ni obstruir el paso a las nuevas generaciones sino aportar ideas y experiencias no ha despejado las incógnitas sobre su eventual continuidad o abandono del ejercicio del poder formal en la isla.

La referencia a su futuro político, la primera que hace desde que comenzó su convalecencia en julio del año pasado, ha provocado interpretaciones dispares entre analistas y observadores que ven en el mismo texto tanto la intención de abandonar los cargos como la confirmación de que continuará en ellos.

"Mi deber elemental no es aferrarme a cargos, ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir", señaló Castro en un mensaje enviado y leído el lunes en el programa "Mesa Redonda" de la televisión cubana.

Castro, de 81 años, y convaleciente de una grave enfermedad que le obligó a delegar sus cargos en su hermano Raúl, primer vicepresidente y ministro de las Fuerzas Armadas, hizo ese comentario al final de un largo texto en el que comentaba la reciente conferencia sobre cambio climático de Bali.

El líder cubano, que no aparece en público desde el 26 de julio de 2006, manifestó su convicción de que "las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana (...) requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez".

"Para mí la interpretación es que se va a hacer a un lado, la lógica de la frase es que si no puedes desempeñar los cargos te hagas a un lado, ahora, no dice directamente que se vaya a retirar", indicó a Efe un observador occidental.

Señaló que la lógica gramatical apunta en ese sentido aunque no dejó de considerar "curioso" que hiciera esa referencia en "un párrafo de tres líneas al final de un texto que no está relacionado".

En Cuba, como refleja hoy el diario oficial "Juventud Rebelde" en su portada, es el final del mensaje: "pienso como (Óscar) Niemeyer que hay que ser consecuente hasta el final", el punto de partida para la interpretación del texto.

Para un analista local, el mensaje hay que agarrarlo desde ese punto de vista, una afirmación que va en consonancia con la manifestación varias veces repetidas por el propio Castro de que "los revolucionarios no se jubilan" y que reafirma su protagonismo en un momento en que Cuba se apresta a realizar cambios.

"Está explicando por qué tiene que continuar: porque hay que ser consecuente hasta el final, no quiere aferrarse a ningún cargo pero tiene una experiencia y el juego es muy complicado", indicó, al señalar que eso, sin embargo, no implica que esa posición tenga que estar sustentada en un cargo formal.

Señaló que "la ambigüedad en el lenguaje" y el tono "críptico" de la declaración es lógico por el proceso de elecciones que vive el país desde octubre pasado y culminará en el primer trimestre del 2008 -en fecha aún no definida- con la constitución del nuevo Parlamento y la designación de los nuevos Consejos de Estado y de Ministros, órganos de poder.

En todo caso, para él, lo que queda claro es que Castro "es el jefe de la revolución y seguirá siendo el jefe de la revolución".

Un observador americano consideró que el texto "no es lo que parece ser" y que Castro "apunta a la reelección y al perfil de esa presidencia"

"Está explicando que lo que va a hacer como próximo presidente no es obstruir el paso a nadie sino aportar su experiencia y hay que tener en cuenta que el peso de la figura rebasa sobradamente la formalidad", agregó.

En su opinión, sería un error "constreñirse a la literalidad" del texto y afirmó que en "el lenguaje inmaterial hay rituales y gestos que se hacen que indican que él va a ser reelegido".