Este artículo se publicó hace 14 años.
Cruzada socialista neoliberal
Yo, Zapatero, a la edad de 50 años, después de haber sido intimado por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el verdadero tribunal de acusación de los Gobiernos, para que abandonase la falsa opinión, compartida en un primer momento por el Grupo de los Veinte, de que después de haber cumplido rigurosamente mi país con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, podía mitigar con estímulos fiscales los dramáticos problemas de paro de mi país, abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías que haya podido cometer contra los Sacrosantos Mercados que nos prestan el dinero para vivir. Y en general de todos y cada uno de los otros errores y sectas contrarias al Sentido Común Convencional, como, por ejemplo, la igualdad de género y la paridad en los cargos. He recitado la presente cédula de abjuración en el palacio de la Moncloa de Madrid por propia voluntad los días 9 de mayo y 20 de octubre de 2010".
He aquí, mediante esta acta de abjuración, inspirada en la que Galileo firmó y pronunció en el Convento de Minerva, Roma, en 1633, una manera de interpretar lo que ocurre en el PSOE. Diez años acaban de archivarse.
"La apuesta es clara: nada de pedir perdón por el ajuste"
Zapatero, que renovó el PSOE tras la derrota de 1996 y 2000 ante el PP, y recuperó el Gobierno en 2004, ha aceptado entregar las armas; es decir, su programa de un izquierdismo que sus críticos tachan de infantil. Y de keynesianismo no menos infantil, según sus detractores, al estallar la crisis. Felipe González lo celebró ayer en Alicante al enfatizar que "en el momento en que está más machacado, estamos viendo el mejor Zapatero".
Los que venían impulsando el cambio de Gobierno desde mediados de este año querían ante todo frenar una catástrofe en las elecciones autonómicas y locales de 2011 y así evitar la bola de nieve in crescendo hasta las generales de 2012. La apuesta es clara: nada de pedir perdón por el ajuste. Esto es lo que hay que hacer, es bueno y es, como ya ha dicho Zapatero, progresista. Se viene, pues, una Cruzada Socialista Neoliberal.
Zapatero parece jugar de presidente republicano y los candidatos a ser vicepresidentes primeros en realidad son aspirantes a primer ministro. En julio, Pepe Blanco vendió la piel del primer ministro antes de cazarla. En octubre, la semilla de autodestrucción del Gobierno creció lo suficiente como para que Rubalcaba la recogiera.
"Rodríguez Zapatero parece jugar de presidente republicano"
Si bien se mira, Zapatero, Rubalcaba y Blanco ya hicieron un preestreno del nuevo esquema de poder. Fue extraoficial. Y precisamente en el terreno de las autonómicas: las de Madrid. La puesta en escena terminó fatal. Y, mira por dónde, a horcajadas del fracaso de la operación para apartar a Tomás Gómez, como resultado de una de-sesperación ya difícil de ocultar, el gobierno en la sombra afloró para convertirse, bajo la batuta del más dotado para dirigir esta etapa: Alfredo Pérez Rubalcaba. El hombre cuyas palabras del sábado 13 de marzo de 2004 catalizaron el voto contra Rajoy. El hombre que puede acabar con ETA desde el Ministerio del Interior y el cargo de primer ministro. Perdón, vicepresidente primero.
Tanto énfasis en los problemas de comunicación pasa por alto una verdad como la copa de un pino: el "comunicador" principal ha sido Zapatero. Y sus vaticinios de una recuperación inminente han sido, en parte, la fuente de su descrédito.
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