Este artículo se publicó hace 11 años.
Las cifras de la reforma laboral: 700.000 parados más, 780.000 cotizantes menos y un desempleo del 26%
Se han destruido 850.000 empleos y los despedidos por ERE aumentaron un 45,8%. Aun así , las CEOE dice que la ley se queda corta
El 10 de febrero de 2012 el Ejecutivo aprobaba en Consejo de Ministros una reforma del mercado laboral, sin acuerdo de los agentes sociales, cuyo principal objetivo era, según el Gobierno, frenar la destrucción de empleo ofreciendo a las empresas más instrumentos para flexibilizar las condiciones laborales y evitar así los despidos. Un año después el resumen es éste: 700.000 parados más, 780.000 cotizantes menos y un 55% de paro juvenil.
"No se han cumplido ninguno de los objetivos que se recogían en su exposición de motivos", ha denunciado, en declaraciones a Europa Press, el secretario de Acción Sindical de CC.OO., Ramón Górriz.
Por su parte, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, coincidía esta semana haciendo balance del último año en que la reforma laboral "ha fracasado", a lo que añadía que "ni funciona ni va a funcionar", porque lo que realmente genera empleo es el crecimiento económico.
En términos de paro registrado (antiguo Inem), en el último año el desempleo se ha incrementado en más de 380.000 personas (+8,3%), hasta situar el total de parados en 4,98 millones, récord del registro. En este tiempo, la Seguridad Social ha perdido casi 779.000 afiliados (-4,6%), lo que ha situado el total de ocupados (16,1 millones) en niveles de hace una década.
Aunque no coincide exactamente con el periodo de vigencia de la reforma, que no entró en vigor hasta mediados de febrero, la Encuesta de Población Activa (EPA), que también sirve para medir el paro y de hecho es la que vale a efectos de la UE, refleja que España cerró 2012 al borde de los seis millones de parados, tras sumar casi 700.000 desempleados en el año, con una tasa de desempleo del 26%.
En 2012 se destruyeron 850.500 empleos, el segundo peor dato anual desde que estalló la crisis
La EPA, de cuya elaboración se encarga el Instituto Nacional de Estadística (INE), constata además que en 2012 se destruyeron 850.500 empleos, el segundo peor dato anual desde que estalló la crisis. Las familias con todos sus miembros en paro subieron un 16% en 2012 y la tasa de paro juvenil escaló hasta el 55%.
En en 2012 se destruyeron 850.500 empleos, el segundo peor dato anual desde que estalló la crisis Por otra parte, el número de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo (ERE) aumentó un 45,8% en los once primeros meses de 2012, hasta alcanzar los 406.810 trabajadores. Hasta noviembre de 2012 -último dato publicado-, los ERE se incrementaron un 66,2% en comparación con el mismo periodo de 2011, hasta sumar 29.958.
Los afectados por ERE aumentaron un 45,8% en los once primeros meses de 2012, hasta alcanzar los 406.810 trabajadores
La principal novedad introducida en la reforma del mercado de trabajo en relación con los ERE es la eliminación de la autorización administrativa anteriormente exigida para proceder a la realización de despidos colectivos o de medidas de suspensión de contrato o reducción de jornada por parte del empresario.
A la luz de estos datos, Ramón Górriz, de CCOO, habla de "fracaso", pues desde la puesta en marcha de la reforma hay menos empleo indefinido, más destrucción de empleo y una "devaluación" social y de las condiciones laborales. "El objetivo de la reforma sólo ha sido el de incrementar el poder empresarial y devaluar la negociación colectiva", sostiene.
La visión del Gobierno difiere de la sindical. El Ejecutivo está convencido de que su reforma ha servido para frenar la destrucción de empleo y apoya estas afirmaciones en el menor ritmo interanual de crecimiento del paro (del crecimiento del 13% registrado en mayo se ha pasado a un 8% en enero) y en el repunte de los ERE de suspensión temporal de empleo (+59,1% hasta noviembre) y de reducción de jornada (se han multiplicado por más de dos).
A tenor de las cifras de paro, especialmente entre los jóvenes, el Gobierno abrió en noviembre negociaciones con los agentes sociales para pactar lo que ha bautizado como Estrategia de Empleo Joven y Emprendimiento, un plan que contempla un centenar de medidas y que incentivará la contratación de jóvenes y el autoempleo. Desde Bruselas y Berlín han mostrado su preocupación por el alto volumen de desempleo juvenil en España.
Mientras el Ejecutivo y los agentes sociales dan los últimos toques a esta Estrategia, la reforma laboral 'sopla las velas' también entre críticas de la oposición, especialmente de PSOE e IU, que la consideran un "fracaso" y un "ataque" contra los derechos de los trabajadores.
Los empresarios piensan que la ley se ha quedado corta
En la CEOE la valoración sobre la reforma laboral es más positiva, aunque en este caso los empresarios piensan que la ley se ha quedado corta. Así, entienden que se debe seguir avanzando en medidas de flexibilidad que garanticen avances en la capacidad de adaptación de las empresas y que posibiliten la creación de empleo tan pronto se produzca la recuperación económica.
Los sindicatos han recordado en numerosas ocasiones a la patronal que ya existe un marco, que no es la reforma laboral, donde encontrar medidas de flexibilidad: el acuerdo interconfederal de negociación colectiva (AENC) 2012-2014 que firmaron precisamente CC.OO., UGT, CEOE y Cepyme en enero del año pasado.
El pacto, que contempla la moderación de los salarios a cambio de la reinversión de los beneficios empresariales, recoge fórmulas para flexibilizar las condiciones laborales en las empresas y esquivar los despidos.
Sin embargo, los sindicatos lamentan que el acuerdo no se esté explotando por el lado empresarial y culpan de ello a la reforma laboral, que "ninguneó" el acuerdo al entrar en vigor apenas 15 días después de que se firmara el AENC.
CC.OO. y UGT han criticado además que mientras los salarios se moderan (la subida media de los pactados en convenio fue del 1,3% en 2012), los empresarios no están velando por mantener el empleo ni por controlar los precios, pues la inflación, en una economía en recesión, cerró 2012 en el 2,9%, por encima del incremento salarial medio.
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