Carla Subirana funde memoria histórica y familiar en su debut cinematográfico

La reconstrucción del pasado, a partir de un luctuoso acontecimiento familiar acontecido décadas atrás, es el eje sobre el que gravita la película "Nadar", el debut cinematográfico de Carla Subirana, donde funde elementos de memoria histórica y personal con otros asuntos como el alzheimer.

"No es una película sobre la Guerra Civil", se ha apresurado a advertir Subirana (Barcelona, 1972) acerca de "Nadar", coproducida por TV3 y que hoy se estrena en la 53 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) dentro de la sección Tiempo de Historia, de carácter competitivo.

A caballo entre la ficción y el documental, la nueva realizadora toma como punto de partida el fusilamiento de su abuelo al término de la Guerra Civil, condenado en juicio sumario por varios atracos a mano armada, un hilo del que tira a través de la memoria de su abuela y de su madre hasta llegar a sí misma.

El resultado es la huella que ha dejado la contienda fratricida (1936-1939) en una tercera generación, la de la propia Subirana, todo un descubrimiento que en su caso le ha procurado "una mejor colocación en el presente, porque ese conocimiento me ha ayudado un poco más a entender dónde me encuentro ahora como persona".

No obstante la trama de "Nadar", lejos de estar concebida exclusivamente como un episodio de carácter familiar, "cuenta con un aspecto universal" habida cuenta de que "la historia de estas tres mujeres es absolutamente similar a la de cualquier otra familia".

Subirana, formada en la Universidad Pompeu Fabra (Licenciatura de Comunicación Audiovisual) de su ciudad natal, rodó su ópera prima entre los pasados enero y marzo en diversas localizaciones de Lérida, Barcelona y Gavá (Barcelona), que ha amalgamado con material de tipo doméstico y personal filmado desde 1996.

Para esta nueva directora -nunca antes había firmado un largo ni un cortometraje-, la última Guerra Civil representa un hecho histórico "lo suficientemente importante como para que siga marcando nuestro presente", y que "tal como se desarrolló la Transición, es un episodio que aún no se ha madurado ni masticado lo suficiente".