Este artículo se publicó hace 12 años.
Camps intenta sin éxito que no se oigan sus grabaciones
El jurado podrá escuchar hoy sus conversaciones comprometedoras
Dar todas las pruebas "por reproducidas". Javier Boix, abogado de Francisco Camps, utilizó ayer esta fórmula legal para intentar que las grabaciones en las que su cliente confraterniza con los cabecillas de la trama Gürtelno vuelvan emitirse en el juicio de los trajes. El letrado del expresident valenciano se mostró de acuerdo con que el jurado popular pueda acceder a todas las pruebas incluidas las grabaciones en cualquier momento del proceso. Sin embargo, se opuso a que algunas de las conversaciones se emitan en la sala, ante las partes, el juez, el jurado, el público y los medios de comunicación que presencian la vista oral.
Boix argumentó su negativa en la necesidad de ahorrar tiempo, ya que el juicio que iba a prolongarse durante una semana, según los primeros cálculos del juez va ya por los 30 días de duración. Ayer comenzó la última parte del juicio, en la que se exponen ante el jurado las pruebas. Era, por tanto, el momento de decidir qué documentos o audiciones se exponían, ya que el gran volumen de la causa 19.000 folios hace imposible exhibirlos todos. Con su petición, Boix pretendía pasar el trámite con la máxima rapidez. "La tesis de esta parte era resolver esto en un minuto", afirmó.
Un perito describe las argucias de la Generalitat para favorecer a la trama
Pero además de agilidad procesal, el hecho es que si la petición de la defensa hubiera prosperado, el expresident se habría evitado una escena que ya sufrió durante la primera semana del juicio: escuchar cómo los altavoces emiten las conversaciones en las que intercambia lisonjas con los dirigentes de la trama como el ya célebre "te quiero un huevo" que dedicó a Álvaro Pérez, el Bigotes, dirigente de la trama en Valencia, o aquellas en las que estos presumen de la influencia que despliegan sobre él, al que apodaban "el curita" o "el presi".
Finalmente, el letrado de la defensa no consiguió su objetivo. El juez atendió la petición de la Fiscalía Anticorrupción, que propuso que se revisaran sólo las pruebas más relevantes y que el resto quedara a disposición del jurado. Hoy, cada parte expondrá qué documentos solicita para su exhibición. De forma que, salvo sorpresa, la sala podrá escuchar algunas de las grabaciones comprometedoras para Camps y su compañero de banquillo, el exsecretario general del PP valenciano Ricardo Costa.
Tras los trajes, contratosSe trocearon contratos para que nadie más optara al dinero público
La jornada de ayer deparó, además, la declaración de un perito de la Intervención General del Estado, autor de un informe sobre los mecanismos que utilizó la Generalitat valenciana para, presuntamente, favorecer a la trama Gürtel. El experto declaró que analizó 85 contratos que fueron requeridos judicialmente a la Administración autonómica. En 76 de ellos, el truco más utilizado era el de fragmentar un mismo gasto en varias facturas de menos de 12.000 euros, que es el límite que la ley marca a los gestores públicos para comprar un servicio sin necesidad de convocar un concurso público.
Esta práctica fue utilizada en 14 ocasiones por consellerías o entes públicos distintos. La táctica era "hacer el acto y, con posterioridad, se iba troceando" el importe. Unas veces la misma empresa se quedaba con todos los contratos. En otras ocasiones, las facturas se repartían entre varias sociedades, pero todas pertenecientes a la misma trama. Los conceptos por los que se pagaba eran muy parecidos, pero daban lugar a contratos diferentes. El experto puso algunos ejemplos, como una factura para "traducción simultánea" y otra para "traducción", las dos en el mismo evento. O un contrato por "elaboración de vídeo" y otro por "sonido". Cuando llegó el turno para Boix, el letrado pretendió, a través de su interrogatorio, defender esta práctica. Dijo que "el acto es único, pero hay distintos tipos de actividades".
El perito afirmó, además, que las prácticas de la Generalitat traían consigo "un sobrecoste o un mayor coste para la Administración". Además del fraccionamiento de contratos, en ocasiones los gestores de la Generalitat moldeaban, presuntamente, concursos públicos a medida de la trama. Para ello, se establecían criterios de selección altamente subjetivos, como "la creatividad o el diseño", en palabras del perito, frente a otros más objetivos, como el precio, de forma que los órganos de contratación tenían más libertad para elegir.
Todos estos presuntos amaños tuvieron lugar entre 2004 y 2008. La misma trama que se benefició de ellos hizo regalos al entonces president Camps miles de euros en trajes entre 2005 y 2008.
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