Este artículo se publicó hace 16 años.
Cae una red que vendía joyas falsas, con 22 arrestos y 17.000 piezas intervenidas
La Policía Nacional ha desarticulado un grupo dedicado a la importación, producción y distribución de joyas falsas de prestigiosas marcas en toda España en una operación en la que han sido detenidas 22 personas y se han intervenido casi 17.000 piezas cuyo valor podría superar los tres millones de euros.
Según ha informado hoy la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, entre los detenidos se encuentra el proveedor, quien habría importado cerca de 289.000 piezas procedentes de Tailandia y que llegaron a Córdoba, desde donde eran comercializadas.
Las falsificaciones eran en su mayoría importadas desde Asia aunque en los 56 registros efectuados se han localizado además 130 moldes con los que se realizaban también las copias de las joyas desde España.
La investigación se inició tras la denuncia del representante legal de una prestigiosa compañía italiana que alertó de la existencia de dos empresas que estaban vendiendo por Internet joyas falsas de la marca que representaba.
El grupo, integrado por individuos de nacionalidad española, recibía la mercancía cada semana o cada 15 días, de tal forma que conseguían ofrecer en el mercado ilícito -en joyerías o a través de Internet- las réplicas en primicia, casi al mismo tiempo que los originales.
Todos los establecimientos y joyerías registrados compaginaban las actividades ilícitas con las legales.
La Policía ha realizado inspecciones en 50 joyerías en las localidades de Madrid, Cádiz, Burgos, Lugo, Sevilla, Ferrol, Algeciras, San Fernando, Chiclana, Córdoba, Leganés y Arganda del Rey.
Sólo en Madrid se han realizado más de 30 inspecciones a joyerías que mantienen relaciones comerciales con la principal empresa de mayoristas denunciada.
Los precios de venta al público eran más baratos que la joya original, pero mucho más caros que los de otras piezas corrientes, por lo que los beneficios que obtenían eran muy importantes y varios de los detenidos llevaban un alto nivel de vida.
Las joyas más solicitadas eran los modelos más novedosos en el mercado, de los que sacaban fotografías y las enviaban al productor para que las falsificara.
Los distribuidores, Carlos R.C. y Manuel A.P., eran los encargados de viajar por diferentes regiones de España visitando a sus clientes, mayoristas y joyeros, para venderles las joyas falsas importadas, desplazamientos en los que transportaban más de 8.000 piezas, por las que podían obtener unos beneficios de 30.000 euros semanales.
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