Este artículo se publicó hace 15 años.
Buscan los restos de 30 fusilados bajo los columpios de un parque de Palencia
Las exhumaciones que se están practicando en el parque de La Carcavilla, situado en pleno casco urbano de Palencia, dejan al descubierto la tragedia de los represaliados en la Guerra Civil, que se ha ocultado durante décadas bajo los columpios de un parque infantil.
Hasta ahora han aparecido restos de 21 personas que fueron fusiladas durante la contienda y enterrados posteriormente en un cuadrante del antiguo cementerio municipal de Palencia, una zona que hoy ocupa un parque infantil dentro del área que se conoce como el parque de la Carcavilla de Palencia.
El equipo de personas que trabaja en esta exhumación y que dirige Jimi Jiménez, asegura que nunca se ha visto en una igual y es que no están acostumbrados a compartir la limpieza e identificación de los huesos que van apareciendo con las miradas curiosas de los niños que cada día se acercan a jugar en los columpios de ese parque.
Así lo ha explicado Jimi Jiménez, que todavía se asombra cuando algunas madres prohíben a sus hijos acercarse a las fosas o preguntar qué están haciendo, porque siguen viendo en estos trabajos más una amenaza que una realidad histórica de la que hay que aprender.
"Nos sorprende el rechazo de la gente y que todavía tengas que explicar una cosa tan humana como el derecho a decidir donde quieres enterrar a tu padre", ha subrayado en declaraciones a Efe.
Pero no solo el entorno infantil convierte esta exhumación en un caso especial, también lo hace el hecho de que se sepa casi con exactitud el lugar donde se enterraba a los represaliados durante la Guerra Civil y que esto facilite la localización de las 30 personas que están buscando.
Todos ellos eran vecinos de las localidades de Baltanás y de Villaviudas, asesinados durante la guerra y enterrados en lo que, por aquel entonces, era el cementerio municipal de Palencia, por lo que existe documentación que indica en qué lugar fueron enterrados, ya que se les destinó a uno de los cuatro sectores en los que estaba dividido el cementerio.
Pocos años después, en la década de los años 40, se construyó un nuevo cementerio a las afueras de la ciudad y se llevaron allí los restos de las personas enterradas en los otros sectores, dejando en La Carcavilla los de los fusilados.
Con el tiempo, aquella zona se llenó de vegetación y acabó formando parte de la ciudad, que creció hacia el norte, hasta que en 1979 el ayuntamiento decidió recuperar este espacio y habilitarlo como un parque de uso público.
En una segunda remodelación, años mas tarde, se eliminó el muro de piedra que rodeaba el campo santo y se rehabilitó el Parque de la Carcavilla tal y como hoy se conoce, con zonas verdes, pistas deportivas, una gran fuente en el centro y un parque infantil.
Y es precisamente bajo los columpios y los juegos infantiles, donde han descansado hasta hoy los restos de más de 25 vecinos de Baltanás y de otras 5 personas de Villaviudas.
Un lugar frecuentado por sus familiares, que siempre han sabido y defendido, en silencio, que sus padres, tíos y hermanos estaban en ese lugar del parque.
Ahora se han constituido como una agrupación familiar y han conseguido una subvención del Gobierno, además del permiso del ayuntamiento de Palencia, para poder excavar bajo toboganes y caballitos.
Los trabajos, que realiza la sociedad de ciencias Aranzadi del País Vasco en colaboración con la Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica y la Universidad Autónoma de Madrid, comenzaron a finales de mayo y previsiblemente se alarguen hasta mediados de julio, ha confirmado el arqueólogo.
Unos trabajos complejos por la extensión del terreno sobre el que trabajan y por las canalizaciones de agua y conducciones eléctricas que atraviesan la zona.
Hasta el momento se han excavado 9 fosas y se han encontrado 25 cuerpos, de los cuales "sabemos con exactitud que 21 corresponden a fusilados porque existen indicios claros, como que están de cuatro en cuatro, se les echa cal encima para acelerar su descomposición, no están enterrados en cajas y tienen uno o varios orificios de bala en la cabeza" ha manifestado el arqueólogo.
Sin embargo todavía falta la tarea más difícil: la identificación de todos los restos, algo que se hará en el laboratorio antropológico de la Universidad Autónoma de Madrid, para devolvérseles a sus familiares.
Por Almudena Álvarez
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.